Países amigos de Maduro son los que menos reciben venezolanos
A pesar de la amistad y la solidaridad declarada con el gobierno de Maduro, a Cuba solo han emigrado 179 venezolanos y hasta marzo del año pasado a Bolivia llegaron poco más de 3 mil
Los gobiernos de los países que mantienen su respaldo a Nicolás Maduro paradójicamente son los que menos han tenido que lidiar con las consecuencias de la crisis interna, lo que conlleva recibir una diáspora que no deja de crecer, y que según datos del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur) hasta el año pasado se aproximaba a 2,5 millones de personas.
Hasta el 24 de enero 10 países habían manifestado su apoyo a Maduro como gobernante. Y solo México, el amigo más reciente con la llegada de Andrés López Obrador al poder, se encuentra en la lista registrada por Acnur de los países que registran mayor presencia de inmigrantes venezolanos.
Los otros amigos del gobierno de Maduro no lucen tan amigables para los venezolanos que buscan huir de la crisis: Bolivia, Nicaragua, El Salvador, Cuba, Rusia, Turquía, China, Irán y Siria figuran en los últimos lugares dentro del mapa de elección de países a los que van llegando los venezolanos.
Ni siquiera la cercanía de las cuatro naciones latinoamericanas que salieron a dar respaldo al gobierno bolivariano los han convertido en opciones considerables para los emigrantes.
Los números muestran que a Bolivia habían llegado hasta 2017, poco más de 7 mil venezolanos y hasta marzo de 2018 se registraron 3.500 ingresos, según la Dirección General de Migración boliviana, a pesar de que este país es vecino directo de Perú a donde llegaron 550 mil ciudadanos venezolanos hasta noviembre de 2018.
Tampoco es el más receptivo, ni siquiera porque se trate de los «hijos de Bolívar». Bolivia tiene el control migratorio más limitante en cuanto a estadía o tránsito porque solo permite 30 días con posibilidad de dos prórrogas de un mes, a diferencia de Perú que permite permanecer por 180 días o Colombia y Ecuador que otorga un período de 90 días.
La Comisión Nacional de Refugiados (Conare) de Bolivia ha rechazado la mayoría de las 500 solicitudes de refugiados que hicieron venezolanos residentes en ese país desde 2015.
Hacia centroamérica tampoco apunta la cosa. El gobierno de Daniel Ortega en Nicaragua -declarado amigo solidario de la Revolución- retiró hace apenas tres meses la exigencia de una visa para los venezolanos que entraran a su territorio, requisito vigente desde 2016. Cualquier ciudadano venezolano que quisiera obtenerla tenía que cumplir con documentos similares a los que pide Estados Unidos, por ejemplo: estado de cuenta bancario y solvencia económica, comprobación de suficientes ingresos durante estadía y presentar carta de trabajo.
De igual manera, las condiciones de crisis política que vive Nicaragua son un deja vú de pesadilla para los venezolanos. Los nicaraguenses son además otro grupo migrante en ascenso del cual sus países vecinos también deben preocuparse. Con base a los datos recogidos por Naciones Unidas hasta 2017, este país contabilizaba 658.200 migrantes, lo que representa el 10% de su población total que está buscando sus propios destinos de refugio fuera del suyo.
Una historia similar vive El Salvador, otro de los países que apoya al gobierno de Maduro. Según las cifras de la ONU se ha convertido en el país centroamericano que tiene la proporción de migrantes más alta en relación a su población total: 23% de salvadoreños salen de su país en lo que se conoce como «migración forzada», que obedece principalmente a los altos niveles de violencia que enfrentan.
Y aunque los venezolanos hasta por balsa han salido del país prefieren llegar a Curazao, Aruba o Trinidad y Tobago que irse a vivir a Cuba, la sempiterna hermana de la Revolución. Las bondades del modelo cubano tan promovido por el chavismo desde sus inicios no surtieron efecto en los venezolanos, ni siquiera en los mismos seguidores revolucionarios porque hasta 2017, según las cifras publicadas por la ONU, de los 13.136 inmigrantes registrados en Cuba, solo 179 son venezolanos.
La diáspora criolla cada vez es más diversa y extendida, no solo por los registros en países tan remotos como Australia o Finlandia sino por las características socioeconómicas de los grupos emigrantes. Pero aún la presencia de venezolanos en Rusia, Turquía o China, Irán o Siria aparece como una peculiaridad. Aunque no hay cifras publicadas sobre la emigración hacia estos países, los datos de sus respectivas embajadas muestran que la mayoría son ciudadanos con doble nacionalidad que hacen emigración de retorno o sus descendientes que se deciden por el país de origen de sus padres.
Para los mandatarios de estos países que se manifestaron amigos del gobierno de Maduro las relaciones con Venezuela son principalmente de carácter comercial, según se anuncia en cada visita oficial que hacen al país.
Sin embargo, la correlación entre la lista de gobiernos que desde el 23 de enero se pronunciaron a favor de reconocer durante este período en la encargaduría de la República al diputado y presidente de la Asamblea Nacional, Juan Guaidó, como paso inicial para buscar una salida a la crisis, coincide casi en su totalidad con los países que registran el mayor número de llegadas de inmigración venezolana en los últimos años.
Colombia, Perú, Ecuador, Brasil, Argentina y Chile no tardaron en declarar su apoyo al acto encabezado por Guaidó, el pasado 23 de enero, como parte de las acciones asumidas por los diputados de la Asamblea Nacional amparados en los artículos 233, 333 y 350 de la Constitución.
Precisamente fue hacia estos países que se dirigió el Plan Vuelta a la Patria, que de acuerdo a los datos oficiales de la cancillería venezolana lograron retornar a 11.200 personas hasta diciembre de 2018, lo que representaría apenas el 1% solamente de los que han llegado a Colombia, país que ha recibido alrededor de un millón de ciudadanos venezolanos, según cifras de Migración Colombia.