Palabras de un humilde venezolano para las Fuerzas Armadas, por Beltrán Vallejo
Parece que la política se redujo en estos momentos a los cuarteles; allí está el dilema, allí la encrucijada. Lamentablemente, con esto el país no se encuentra entonces en el siglo XXI; es decir, no está más pendiente de lo científico y de lo tecnológico, para bien o para mal.
Desde esta perspectiva, me atrevo a opinar sobre el rol militar en la actual coyuntura, tengo el derecho de hacerlo; creo que todos los venezolanos tienen el derecho de hacerlo, ya que el tema castrense se ha vuelto tan existencial como el problema de las carencias nutricionales que aquejan a 2 millones de compatriotas en estos momentos, ameritando de asistencia alimentaria pronto, tal como lo señala la ONU.
Yo le diría a un generalote de esos, que el problema del poder en este país radica en que los hombres de armas, en lugar de ser los defensores de la comunidad nacional venezolana, se convirtieron más bien en sus dirigentes y administradores, y eso constituye la negación de la esencia misma del papel de las Fuerzas Armadas en una nación civilizada, moderna y compleja. O sea, la cúpula militar no puede seguir luchando contra el siglo XXI.
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Vean que no estoy hablando de corrupción, tampoco de negocios en que se encuentren involucrados algunos militares, sino de la esencia institucional de las Fuerzas Armadas; y no se incomoden los hombres de uniforme de que un civil esté hablando de eso, porque hoy, si puedo hablar del tema ético en la clonación, o del precio del petróleo y del dólar, si estoy informado de todo eso, es natural que también hable y esté informado sobre el ser y no ser de las Fuerzas Armadas venezolanas; al menos tengo más derecho de hacerlo que Trump y Putin.
¿Creen ustedes, señores de las Fuerzas Armadas, que dicha institución tiene en estos momentos una labor cabal según los preceptos de la Constitución? Pues no. En estos instantes, la misma es un instrumento de poder utilizado ilegítimamente.
Recuerden que ustedes son ciudadanos que, entre todas las vocaciones y funciones posibles, eligieron la de poner su vida al servicio de la vida de todo un pueblo. En cambio, Nicolás Maduro les exige que jueguen su vida por la injusticia, por el autoritarismo, o por el empobrecimiento
En todos estos años, ustedes, hombres de uniforme, han formado parte de una pseudoinstitución militar hija de la mentira, y también hoy la gran mayoría de ustedes son víctimas fáciles de nuevas mentiras. Es por eso que el proceso democrático, que debe venir con la salida del poder de Nicolás Maduro y de su camarilla, deberá contemplar la recuperación, sin vacilaciones, del alto sentido de la función militar, como parte de la vida cívica.
Sí, ustedes son parte del mundo civil; sí existe la unión cívico- militar, pero para fortalecer la democracia, para el respeto de los derechos humanos, para formar parte del desarrollo nacional integral. Recuerden que los militares son ciudadanos en plenitud que, por noble vocación y noble decisión, adoptaron la misión de preparar y organizar la defensa común de la patria y del Estado republicano.
Los llamo a seguir el ejemplo de Bolívar, que se alejó del poder para no desvirtuar su misión como hombre de armas al servicio de las instituciones republicanas, ya que se percató de que el ejército libertador, ese que él construyó, fue convertido por sus enemigos en cuerpos armados bajo las órdenes de las distintas facciones sociales y políticas, y eso le causó una profunda repugnancia a su conciencia ética y militar