Para los tiempos turbulentos, este es el equipo, por David Somoza Mosquera
Twitter: @DavidSomozaM
Ciertamente, la pandemia ha ido quedando atrás. Sin embargo, si bien no es posible predecir con exactitud lo que el resto del año trae para todos, no es descabellado suponer que podrían venir otros vientos en contra y, ante ello, las empresas y sus líderes deberían estar preparados.
A nivel global hay indicios que hacen presumir que no todo transcurrirá en «santa paz». El aumento de las tasas de interés, las interrupciones en la cadena de suministro, las tensiones geopolíticas son alertas para las compañías.
Pero también hay otros aspectos que, definitivamente, pueden incidir en los negocios y, según se maneje, la balanza se inclinará a favor o en contra. Y esto tiene que ver con los consumidores, cuyas expectativas y requerimientos continúan cambiando; y la competencia, que cada vez es más feroz.
Así que, como bien dice Tim Ryan, presidente y socio principal de PwC en Estados Unidos y fundador del Trust Leadership Institute, «nunca ha habido un momento más desafiante para ser director ejecutivo o miembro de la alta dirección».
Esto significa que el entorno –aún lleno de tensiones e incertidumbre– planteará más exigencias a las empresas y solo saldrán airosos o serán recompensados los equipos cuyo liderazgo sea de alto rendimiento.
«Dadas las complejidades, no sorprende que algunas empresas tengan un desempeño excepcionalmente bueno, a muchas les vaya bien y otras se esfuercen por mantenerse al día», advierte en su análisis How the Best Leadership Teams Navigate Uncertain Times.
Y es que el éxito o no de una empresa para sortear tiempos inciertos depende también de siete factores que identificó Ryan y que distinguen a los equipos de liderazgo de alto rendimiento, los cuales son cruciales para enfrentar situaciones complejas.
«Según mis últimas conversaciones con más de 100 clientes de todos los sectores, lo que he visto es que las empresas con mejores resultados tienen equipos de liderazgo con los siguientes siete factores en común», indicó. Y estos son:
-Crean una cultura de «la empresa primero». En estos equipos, los cuales suelen estar formados por personas altamente calificadas, los líderes adoptan una cultura en la que la empresa es lo primero. No se impulsan agendas u objetivos individuales.
-Piensan y actúan en toda la empresa. Los equipos con alto rendimiento reconocen que su función va más allá de la unidad individual que gestionan y operan de forma aislada. Involucra a la compañía como un todo.
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-Mantienen un enfoque incesante en reinventar el negocio. Los líderes de alto rendimiento y sus equipos saben que hay que tomar medidas audaces, pues las empresas para ser fuertes deben poner la reinvención de sus negocios en lo más alto de la agenda.
-Liberan a las personas adecuadas para las cosas difíciles. Estos equipos encuentran tiempo para centrarse en las cosas difíciles y delegar las operaciones del día a día en otros.
-Incluyen diferentes orígenes y habilidades. Los equipos de alta calidad son inclusivos en todos los sentidos, ya que es fundamental contar con una variedad de personal, así como de líderes, que aporten experiencias y perspectivas diferenciadas para permitir a la compañía innovar y acelerar las transformaciones.
-Fomentan un debate saludable, pero evitan socavar a sus compañeros líderes. Los buenos equipos mantienen debates saludables, hablan de manera transparente sobre los pros y los contras y exploran alternativas juntos.
-Se esfuerzan por ser humildes y objetivos. La humildad es fundamental en los niveles de CEO de cualquier empresa; así como utilizar la objetividad para impulsar el rendimiento y la productividad en la empresa y “mantener a raya” a la competencia.
Sin duda alguna, estos siete aspectos son una guía útil para que una nueva turbulencia no vuelva a agarrar a las empresas desprevenidas.
David Somoza Mosquera es especialista en temas de negocios y manejo de capital humano.
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