¿Para qué sirve hoy el petro, el fallido proyecto de criptomoneda de Maduro?
Expertos creen que no sería descabellado el uso de la criptomoneda emitida por el Estado una vez producido un cambio de gobierno, como apoyo a un proceso de recuperación económica
A casi dos años de su creación, el petro, la criptomoneda emitida por el Estado venezolano que se promocionó como una solución definitiva a los problemas económicos que sufría el país a mediados de 2017, se ha convertido en una muletilla útil al gobierno para lidiar con la inflación y los controles cambiarios. Sin embargo, carece de todas las condiciones y ventajas financieras pregonadas durante la campaña publicitaria de lanzamiento.
No obstante, lejos de lo que muchos puedan creer, el petro tiene ciertos movimientos en el mercado de criptomonedas venezolano. Sin demasiadas transacciones ni un gran volumen, ha mantenido una relativa regularidad pese a las dudas sobre su uso desde que se emitió a finales de 2018.
El asesor en inversiones de criptomonedas Juan Blanco, asevera que se está operando con el petro, como puede verificarse en las transacciones de casas de cambio legales que operan con este activo, presentando un determinado volumen de compra y venta.
Sin embargo, más allá de la cantidad de transacciones, aún permanecen las dudas sobre su usabilidad. A pesar de que se han dado pasos iniciales y algunos comercios como Traki, Tiendas CLAP, Tennis Shop o Zona Burger, el petro no es un método de pago masivo tal como se había dicho inicialmente, cuando voceros oficialistas aseguraban que se podría ir a una panadería y comprar una canilla con el criptoactivo.
Básicamente, el petro es utilizado por inversionistas y empresarios, principalmente, como activo de refugio, para evitar que la hiperinflación acabe con el valor de sus bolívares, y como mecanismo para triangular transacciones y convertir bolívares en dólares o bitcoin. «Clientes me preguntan qué hacer con el petro, si recibirlo o no. Mi recomendación era recibir lo que sea, porque se convierte en bitcoin. Tengo clientes que tienen alto flujos de bolívares y ante la devaluación se han refugiado en las criptos», relató Blanco.
Por su parte, el economista y experto en criptomonedas Aarón Olmos, acota que este mecanismo de triangulación es usado por muchos particulares que ven limitaciones a la hora de comerciar con dólares debido a las sanciones impuestas por Estados Unidos. Sin embargo, no es una práctica demasiado común debido a los mismos riesgos que conlleva utilizar petros a raíz de las medidas aplicadas desde Washington.
«Mucha gente está haciendo atajos con el tema de las sanciones. Utilizan puentes para darle la vuelta a todo esto. La pregunta es si alguien estaría dispuesto a arriesgar su cuenta de banco por hacerse de unos petros que valen bolívares en Venezuela pero que no tienen valor en divisas», cuestionó.
Y es que las sanciones de Washington se convirtieron en el ataúd de esta criptomoneda de cara al mercado internacional. Con una usabilidad mínima en Venezuela debido a la carencia de conocimiento del público general y la desconfianza a un instrumento emitido por el Gobierno, sumado a altos riesgos para hacer transacciones en el extranjero, las posibilidades de este criptoactivo se vieron reducidas a su mínima expresión. «Los servicios y comercios no saben ni qué hacer con eso. Hubo sanción directa de la OFAC hacia el petro, diciendo que no se puede utilizar al territorio americano. Eso mató la vida del petro a nivel internacional. Solo se puede usar en el mercado interno», expuso Olmos.
Una opinión similar posee el exministro de finanzas Víctor Álvarez, quien recuerda que las sanciones impiden a empresas privadas, venezolanas o extranjeras, hacer transacciones con petros si poseen algún negocio con Estados Unidos. «Nadie que tenga negocios con Estados Unidos se arriesgará a poner en peligro esos mercados por comprar algunas emisiones del petro», dijo.
Pese al panorama poco optimista que ha desarrollado el mercado en torno al petro a lo largo del último año, Blanco tiene esperanza en la criptomoneda venezolana. De hecho, considera que, de levantarse las sanciones, el petro tiene potencial para hacerse con un lugar dentro de las 100 principales criptomonedas del mundo.
Promesas fallidas
La improvisación y las malas decisiones han dictado el destino de una criptomoneda con muy pocos entusiastas. El Gobierno, en su afán por promocionar su propuesta, ofreció maravillas durante los primeros meses tras anunciar la creación del instrumento financiero. Las palabras quedaron en nada y muchas de las ideas que acompañaron el proyecto en sus primeros alientos, quedaron en el papel.
Este fue el caso de la minería de petros, una orden directa de Maduro que contradijo lo expuesto en el primer libro blanco de la criptomoneda, el cual especificaba que no podía ser minado y su emisión ya estaba controlada. Sin embargo, el discurso político pudo más que el documento técnico del instrumento e incluso un ‘petro container’ llegó a ofrecer el mandatario.
«He ordenado crear un modelo para las granjas populares juveniles, las granjas de criptmonedas. Tengo ya el formato del petro container, llamado así, que son equipos que nos va a permitir llevar a universidades, liceos, consejos comunales y a las cajas de ahorro de los trabajadores», decía Maduro en enero de 2018. Casi dos años después, no podría estar más alejado de la realidad.
El tiempo pasó, pero sus discursos poco factibles sobre ideas para darle uso al petro no cesan. En junio del año en curso, habló del ‘petro joven’, un sistema para otorgar recursos a los jóvenes venezolanos. «Apruebo el plan especial de petrojoven para el uso de las criptomonedas en la vida diaria económica de la juventud venezolana y el financiamiento de proyectos», sostuvo para que en tres meses no se reportara la primera transacción con el uso de este programa.
Según el experto en criptomendas Ricardo Baptista, solo 96 comercios a escala nacional aceptan cancelar productos y servicios en petros. Entre los locales que reciben el criptoactivo están las tiendas Traki y las estatales Conviasa y CLAP.
Hace apenas días volvió a mencionar el petro en uno de sus proyectos. En esta oportunidad, desea introducirlo a la Misión Vivienda para asignar recursos para el sector inmobiliario, además de permitir la compra y venta de propiedades con la criptomoneda.
Tres lochas
Por delante de todas las promesas, queda la que más ilusión le hizo a un pueblo que ha sido víctima de la hiperinflación: el anclaje del sueldo mínimo al petro.
Después de anunciar su paquete de medidas de «recuperación económica» en agosto de 2018, se oficializó el anclaje del salario mínimo a medio petro. Es decir, el sueldo de los trabajadores dependería del precio de la criptomoneda, que a su vez era fijado según el valor de la cesta venezolana de petróleo, la cual ronda los 60 dólares.
En teoría la fórmula parece ser básica. Medio petro debería equivaler a 30 dólares que, según la tasa del Banco Central de Venezuela (BCV), podría variar mes tras mes y ajustarse al vaivén de una economía hiperinflacionaria.
Sin embargo, esta teoría no podía estar más alejada de la realidad, pues Maduro creó un segundo valor para el petro, del cual se desprendería el salario y el precio de algunos trámites. Y el mecanismo para fijar este segundo valor no podía ser otro que discrecionalmente, bajo decreto presidencial. Es decir, que el salario se mantuvo bajo control directo del Ejecutivo.
Por si fuera poco, la galopante hiperinflación, que encarece a diario los productos y destruye la capacidad adquisitiva del venezolano, ha dejado en pañales a los anuncios salariales de Maduro. Ya se han cumplido cinco meses desde el último ajuste del valor del petro como unidad de cuenta. Es decir, 160 días de hiperinflación sin incrementar el sueldo.
Ante esta situación, diversos movimientos sindicales empezaron a solicitar y proponer que el salario se fije realmente al valor de la criptomoneda, a su precio de mercado, esos 30 dólares correspondientes a medio petro.
Pese al silencio de Maduro ante estas propuestas, muchas surgidas desde movimientos chavistas, los expertos adelantan que podría ser una medida inviable y poco efectiva. Para Olmos, no habría ninguna diferencia con respecto a los otros tantos incrementos salariales anunciados por el chavismo, debido a que son inorgánicos, no poseen un respaldo en producción que justifique la existencia de más bolívares.
«No sería eficiente porque estás generando más liquidez en el mercado. Tenemos una gran distorsión en materia laboral, de fijación de precios. Todo aunado a una ausencia de marcación macroeconómica. Lejos de corregir un problema, se generan más problemas monetarios», puntualiza el economista.
Esta postura es compartida por Álvarez, quien advierte que el sector público no tiene la capacidad para asumir los costos de ofrecer más dinero a sus empleados, por lo que se inyectará más dinero sin respaldo. «No hay ingresos fiscales para cubrir ese aumento de sueldo. La recaudación de impuestos ha caído como parte de la contracción del PIB (Producto Interno Bruto). Al inyectar semejante torrente de dinero para cubrir los salarios. Mucha plata detrás de pocos bienes recrudecerá la hiperinflación», remató.
Pese a ello, Maduro no cede en su empeño de querer hacer del criptoactivo la habichuela mágica que traerá a la prosperidad: el pasado 5 de octubre afirmó que pronto anunciará nuevas medidas para proteger el salario de los trabajadores con base en petro. «Habrá buenos anuncios, buenas acciones que voy a activar para proteger a los trabajadores y trabajadoras en petros», dijo.
De cara al futuro
Según Maduro, el ministerio de Economía posee órdenes para tomar nuevas medidas relacionadas con el petro. Sin mayor información o detalles al respecto, el líder chavista se niega a dejar desaparecer su criptoactivo, a pesar de que las condiciones no están dadas para su uso en el país y la población no está preparada para utilizar esta tecnología.
«Falta mucho. Falta mucha educación. Es un desafío que tiene el Estado. Debe llegar un punto en el que, desde la persona de la tercera edad hasta el chamo que está en el primer grado para entender qué es una criptomoneda», reflexionó Blanco.
Solo una política firme y coherente podría cambiar la suerte del petro, lo cual parece estar directamente relacionado con un cambio de gobierno que además logre desarticular las sanciones impuestas por Estados Unidos, para dar el empujón que necesita la criptomoneda. Claro está, en caso de que una nueva administración decida conservar este proyecto, que ya posee una importante inversión a cuestas y todo un ecosistema tecnológico sorprendentemente funcional.
Incluso voceros críticos del petro creen que no sería descabellado plantearse su uso en otro contexto, como un apoyo útil en un tardío proceso de recuperación económica e industrial. Este es el caso de Álvarez, quien plantea un mecanismo de emisión de estos criptoactivos para acelerar la captación de recursos mientras se reactiva la industria petrolera.
«El petro es sin lugar a dudas una buena idea muy mal implementada y obstaculizada por el impacto de las sanciones. Un nuevo gobierno, sin sanciones, para no esperar 6 o 7 años, pudiera evaluar hacer emisiones de petro respaldados por las riquezas petroleras que el país tiene», explicó.