Parsifal D´Sola: Teodoro fue una persona que siempre creyó en el ser humano
El empresario y activista político recuerda su relación con Teodoro Petkoff y rinde homenaje personal a quién fuera su compañero de viaje durante décadas. Unas relación compleja, labrada a través de la polémica, en las cuales frecuentaron estallidos de cólera que siempre se disipaban ante los mandatos de la amistad y el mutuo aprecio
Empresario, activista, político, editor, Parsifal D´Sola ha vivido un pulso muy cercano con todas las dolencias institucionales, las tensiones del liderazgo, las transiciones y las crisis de poder de la Venezuela contemporánea. Es un testigo muy calificado del complejo transitar de la Venezuela de hoy, incluyendo su agónica circunstancia actual.
Tiene un hablar pausado y parsimonioso que en el trayecto muta y despliega una aguda interpretación de la realidad nacional de antes y de ahora. Con mucha facilidad se enfogona mientras desarrolla sus ideas. A Parsifal D´Sola se lo devora la pasión política. Asume con toda serenidad sus aciertos y sus errores en las últimas encrucijadas de la vida venezolana. D´ Sola ha sido un aguerrido y meritorio militante de la oposición venezolana en estos años.
Parsifal D´Sola fue, además, con las coincidencias y las diferencias, que no fueron pocas, un amigo vitalicio, una especie de compañero de viaje de nuestro fundador y editor, Teodoro Petkoff. Pocos como él tienen tanto que compartir con nuestros lectores en torno al verdadero fondo emocional, la limpieza de alma, el atribulado carácter y la lealtad personal de Teodoro.
“Nunca tuve militancia política, menos en la izquierda”, comienza. Nos presentó Germán Lairet. Conocía a su hermano Luben. Lo conocí en un almuerzo, no recuerdo el lugar, Lairet, Teodoro y yo. En la conversación tendía a confundirlos con sus nombres, fue muy cómico”.
“Al conocerlo, me pasó lo que a la mayoría de las personas: era un tipo que impactaba. Lo hacía de una manera asombrosa, las siguientes veces en las cuales conversé con el, más todavía incluso. Nos hicimos amigos muy rápidamente, fue empático. Lo acompañé en muchos de sus proyectos. Algunos amigos míos empresarios se horrorizaban de que yo fuese amigo de Teodoro. Tenía amigos empresarios que me veían mal, me decían que estaba loco”.
D´Sola fue miembro fundador del Grupo 2-D, creado en 2008, un frente de opinión integrado por personalidades de diversas procedencias -jueces, escritores, políticos, intelectuales, periodistas, editores- , todos de postura intransigente ante Hugo Chávez, que tomaba su nombre de la victoria de las fuerzas democráticas en el Referéndum por la Reforma Constitucional del año 2007, la primera victoria electoral de la Oposición.
Con Petkoff, surcó un camino de claras divergencias en torno a la ruta a seguir por las fuerzas opuestas al chavismo para detener políticamente su proyecto. “Tuvimos desacuerdos políticos, de puntos de vista, pero jamás personales”, dice D´Sola. “Sobre todo cuando Hugo Chávez llegó al gobierno. Independientemente de que yo apoyé a Chávez y él no».
“Tuvimos discrepancias importantes sobre cómo enfrentar a Chávez. Los procedimientos, la estrategia para detenerlo. Esas fueron nuestras fuentes principales de desacuerdos. Peleábamos, pero nunca nos ofendimos. Eran diferencias que estribaban en el diagnóstico. Había entre ambos una comunión de pensamiento en un sinfín de temas. Teodoro era un tipo muy respetuoso por las opiniones ajenas”.
“Lo más destacable del pensamiento de Teodoro es que supo evolucionar», afirma D´Sola. “Su pensamiento era evolución; es mucho más que una rectificación, aquello fue un proceso evolutivo. Lo acompañé en sus dos candidaturas, sin ser un hombre de izquierda, sin ser del MAS. Yo he sido empresario toda la vida. A mi nunca me asustó el MAS como empresario, y menos Teodoro, que era un hombre extraordinariamente racional”.
Algunos detractores de Petkoff, con el ánimo de descalificarlo, le han enrostrado sus fracasos como político. Sus rezagos como candidato de la izquierda, sus presuntas tentativas fallidas como hombre público. D´ Sola afirma que tal circunstancia no le hacía mella y que nunca tuvo impacto en su postura.
-¿Cómo vio a Petkoff enfrentar el fracaso?
-Nunca vi a un Teodoro afectado cuando las cosas no le salían. Era un tipo con un miedo terrible al ridículo, eso es otra cosa. Además, los hechos demuestran que Teodoro tuvo muchos éxitos. Habría sido un extraordinario presidente si le hubiésemos dado la oportunidad. Ese miedo al ridículo él lo vencía haciendo valer sus convicciones. Teodoro fue muy osado, muy temerario; el MAS, en sí mismo, su fundación, fue un gran atrevimiento.
-¿Donde estaba el flanco de Petkoff?
Teodoro fue un político muy ingenuo. Era un hombre de muy buena fe. Creía en la gente. Se dio muchos golpes con la gente. Así murió, creyendo en la gente.
-¿Usted se lo dijo alguna vez?
-Se lo dije varias veces. El me escuchaba mucho y claro que discutíamos. La ruptura nunca pasaba de las dos semanas.
-¿Qué recuerda de sus relaciones con José Vicente Rangel?
Teodoro siempre tuvo presente la mediocridad de José Vicente Rangel. Pasaron mucho tiempo distanciados y retomaron relaciones en los 90. Relaciones políticas, básicamente, no personales. Ya con Teodoro ministro de Cordiplan, con un hombre de medios como José Vicente, y un Hugo Chávez ya en la calle. Esos contactos los hice yo. Yo cuadré una reunión con Chávez, a través de José Vicente, que propuso Teodoro, “para que Chávez sepa el país que va a recibir”. Chávez no me contestó: no me dijo ni sí ni no. Hablé entonces con Luis Miquilena y Rangel y nos vimos en el casa de José Vicente. Luis me dijo: “yo la hago, esa reunión es vital, me comprometo a hacer esa reunión”.
Nos reunimos entonces Teodoro, Miquilena, José Vicente y yo con Chávez. Teodoro explicó con gran precisión el cuadro económico del país y Chávez respondió con imprecisiones, porque desconocía el esquema económico. Aquella era una conversación de un Teodoro gigante y un Chávez pequeñito.
D´Sola le rinde honores a su amigo y procura retratarlo en su trazo general. “La muerte de Teodoro fue todo un acontecimiento. Una noticia recibida con pesar por todos los líderes democráticos del mundo. En algún momento el país le hará justicia a Teodoro y su legado. A sus libros, las reflexiones de sus editoriales. Ahí está plasmada la historia de Venezuela.”
Retrato hablado
La conversación de D´Sola se desbordó en recuerdos con episodios en los cuales tuvo que compartir con Teodoro momentos gratos, como conversaciones y saludos fraternales con Shimón Peres o Michelle Bachelet, y momentos tensos, como apuros con la policía política del gobierno de Rafael Caldera, recién asumiendo funciones, en plena crisis financiera. D´Sola había sido amigo cercano de Caldera, y ambos tuvieron una sonora ruptura a partir de los sucedido. “En 1994, comenzando el gobierno de Caldera, me allanaron la casa, la policía política de entonces, la Disip, haciéndome acusaciones. El general Rivas Ostos era su director. El MAS estaba en el gobierno de Caldera. Se me ocurrió llamar a Teodoro, contarle lo del allanamiento. Lo primero que me dijo fue: “¿no hay una ventana donde puedas pegar un brinco? Al rato me fue a buscar y me quedé en su casa. La solidaridad fue total. Firmé unos poderes y me fui a la Disip. Teodoro me ofreció acompañarme a la Disip y le dije que no, que yo no iba a ir con muletas, con un padrino a la policía. Me negué de plano. Hice una maleta, metí unos libros, ropa, cigarrillos. Me hicieron pasar en el acto y al primero que veo dentro de la Disip es a Teodoro. Me estaba esperando para acompañarme. Me dijo: “vine porque me dio la gana, si quieres arréchate.” Eso me dio una gran tranquilidad frente a lo que pasaba. Se lo agradecí muchísimo toda la vida.”