Pdvsa: una ruleta rusa, por Teodoro Petkoff
Cómo tendrá de sucia su conciencia el señor Rafael Ra-mírez, capo mayor de Pdvsa, que últimamente no deja pasar un día sin asegurar que en la gran empresa todo está «bajo control» y que «no hay novedad». Pero cuando algún suceso se hace público y notorio, siempre tiene a mano una «explicación»: el sabotaje de infiltrados de la oposición.
Sin embargo los hechos, con su inefable terquedad, se encargan de desmentirlo casi diariamente. Una empresa que hasta su toma por el chavismo era un modelo mundial, en todos los aspectos, y en particular en seguridad, hoy exhibe números aterradores en cuanto a accidentes e incidentes, muchos que han dejado víctimas fatales y todos daños materiales de mayor o menor gravedad, pero siempre costosos.
Basta con una relación resumida de tales hechos en el año 2012 para percibir que trabajar en Pdvsa, sobre todo en el Complejo Refinador de Paraguaná, equivale a jugar a la ruleta rusa. Los trabajadores no saben en qué momento menguado puede sorprenderlos la muerte. Veamos solamente lo que tuvo lugar en ese año. En agosto una gran explosión, seguida de un incendio, causados por una fuga de gas; nueve tanques de almacenamiento fueron dañados y la refinería debió suspender sus operaciones. Hubo 29 fallecidos y más de 150 heridos.
Lo peor de todo es que tanto trabajadores como vecinos de las comunidades adyacentes a la refinería habían alertado desde días antes del olor a gas que fuertemente se difundía en la zona. Sin embargo, ni se activaron las alarmas ni se tomó medida alguna para desalojar las áreas circunvecinas. En junio del mismo año una explosión en un pozo petrolero en Zulia dejó un muerto y tres heridos. En febrero una unidad de destilación de la refinería Cardón, la segunda mayor, quedó paralizada tras un incendio. En enero, una fuga de crudo y el incendio que la siguió paralizaron la unidad de destilación de Amuay. Poco antes un horno de la otra refinería, Cardón, había explotado, paralizando la planta.
Esto fue el año 2012, pero si el interesado retrocede en el tiempo hasta el 2003, que es hasta donde llega la información que manejamos, va a descubrir que cada año, Pdvsa y las vidas de sus trabajadores fueron afectadas por diversos accidentes, no sólo en Paraguaná y Zulia, sino en el oriente del país y también en las instalaciones de la petrolera en Bonaire y Curazao. ¿Qué ha ocurrido con la gerencia responsable de estos desastres? Pues, que se sepa, nada. Comenzando por Ramírez, quien parece tener sus posaderas soldadas al sillón desde donde preside la vida de Pdvsa. En cualquier empresa seriamente manejada, un gerente como Rafael Ramírez hace rato que habría sido echado de su cargo. Pero estamos en la Venezuela chavista y en la constelación de mediocridades que nos gobierna nadie puede lanzar la primera piedra. Además, Ramírez se aseguró la permanencia obedeciendo perrunamente cualquier solicitud de un «milloncito» que le hacía Chávez. Ya ahora, la cosa se volvió un relajo y Pdvsa opera como una suerte de caja chica del gobierno. Nos preguntamos cuánto le costará a la República reparar los estropicios causados en Pdvsa.