Pecos Vil, por Simón Boccanegra

Bush dijo hace poco que no le para a las encuestas.
Con lo cual quiso dejar claro que irá a la guerra cualquiera sea la opinión del mundo e incluso la de su propio país.
Mayor arrogancia imposible. En Estados Unidos una sólida mayoría se opone a la invasión de Irak sin el aval de Naciones Unidas y ya falta poco para que la mayoría se oponga también a la guerra con o sin ONU. Turquía, con no poco coraje, bloqueó el despliegue de tropas yanquis en su territorio. Francia y Rusia anuncian la utilización del veto –lo cual marcaría un hito en el juego entre los grandes poderes – y Alemania ratifica su rechazo a la aventura bélica.
En el Consejo de Seguridad, donde Bush necesita nueve votos sobre quince para hacer aprobar la resolución que comprometa a la ONU en su empresa bélica, no tiene sino tres más, además del propio, entre ellos los de ese par de lamentables peones de brega que deshonran a sus países, Blair y Aznar, quienes también chocan contra casi el 90% de sus respectivos pueblos, que no quieren sangre. Pero el vaquero de Texas piensa que si la realidad está en contra, pues peor para la realidad.