Perplejos, confusos y temerosos; por Simón Boccanegra
De acuerdo con una encuesta publicada ayer por los medios norteamericanos, la mayoría de la población de Estados Unidos se siente “perpleja, confundida y temerosa” ante la política exterior de su gobierno. No es para menos. De la euforia nacionalista de los tiempos previos a la invasión a Irak a los días de hoy media lo que aún el menos avisado de los gringos no puede dejar de ver como un fracaso. La guerra en Irak, que un exultante Bush proclamó terminada unos poquitos meses después de que fuera desencadenada por sus tropas de aire, mar y tierra, ha devenido un sombrío empantanamiento, al cual ya la mayoría de los americanos no le ve sentido. El espectro de la derrota en Vietnam se levanta en el horizonte, recordando que todo el inmenso poder militar y económico de la gran potencia puede hacerse progresivamente inefectivo cuando la causa por la cual lucha carece de sustento político y moral. La invasión a Irak se basó en una mentira. El norteamericano común siente que los muchachos que están muriendo en aquel país llegaron allí a bordo de un engaño. No había tales armas de destrucción masiva, con cuya supuesta existencia el Presidente de Estados Unidos justificó el zafarrancho de combate.Ya lo dijo Lincoln, se puede engañar a una parte de la gente una parte del tiempo, pero no se puede engañar a toda la gente todo el tiempo.