Personas de primera y personas de segunda, por Simón Boccanegra
¿Qué dice la bicha azul en materia de libertad de expresión? El artículo 57 no deja lugar a dudas: «Toda persona tiene derecho a expresar libremente sus pensamientos, sus ideas u opiniones de viva voz, por escrito o mediante otra forma de expresión y de hacer uso para ello de cualquier medio de comunicación y difusión, sin que pueda establecerse censura». Como se ve, la bicha se refiere a «toda persona», indiferentemente de que sea o no ciudadano del país. No puede ser de otra manera, porque los derechos humanos son universales. Saltan por encima de las fronteras de los Estados porque atañen a la dignidad de la persona en tanto que tal, más allá de su status político y civil. No hay «personas» de primera y «personas» de segunda. El inefable Rangel ha establecido una diferencia, que quiere ser sutil, entre «hablar mal» del presidente y «vilipendiarlo». Lo primero sería admisible, lo segundo no. Ya habrá oportunidad para que el relacionista público de la FAN, rangelómetro en mano, justifique cualquier expulsión de un extranjero señalando milimétricamente que no «habló mal» sino que «vilipendió». Escribió José Vicente en septiembre de 1988: «Es relativamente fácil mentir desde el poder». Ya lo vemos.