Pían tarde, pero al menos pían, por Sebastián Boccanegra
Algo se mueve dentro del maduro-cabellismo. El estado en que se encuentra el país y las consecuencias políticas que se pueden derivar de ello, han hecho mella en algunos dirigentes o exdirigentes del PSUV y están empezando a hablar cada vez más alto y claro sobre la necesidad de tomar correctivos.
En este grupo están desde Jorge Giordani, pasando por Temir Porras, Rodrigo Cabezas, Roy Daza, hasta llegar a Alí Rodríguez. Todos ellos, menos Porras, asoman algunas medidas que hay que tomar. No presentan un plan completo, sino básicamente dos medidas: aumento de la gasolina y unificación de la tasa de cambio.
Porras ha sido más preciso. Le gusta el modelo chino. Eso es traición, le dicen desde aporrea, opinión que seguramente es compartida por el cogollo gobernante.
Hasta ahora, las opiniones de estos «revolucionarios» no han recibido respuesta desde Miraflores. A ninguno de ellos se ha referido Maduro en sus extensas y aburridas peroratas. Eso a pesar de que anunció hace ya varios meses que se iba a ocupar personalmente de la economía. Así estamos.
Además de la preocupación que aqueja a estos personajes, también llama la atención que no se hacen responsables de nada de lo que ocurre. Ellos ocuparon altas posiciones gubernamentales o dentro del PSUV. Rodríguez fue presidente de Pdvsa, ministro de Energía y Petróleo, representante de Venezuela en la OPEP y el hombre de confianza de La Habana en el país incluso antes de que Chávez apareciera en el mapa nacional.
Ninguno de ellos, por lo menos públicamente, advirtió que se estaban cometiendo errores. Todos le aplaudían y le reían las ocurrencias del difunto «eterno». Ahora, cuando el barco hace aguas por todas partes, buscan cómo salvarlo. Ellos son corresponsables de lo que pasa. Dudamos que tengan las ideas y las propuestas para reparar la nave y tomar el curso correcto.
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