La pila de agua bendita, por Simón Boccanegra
Endeudarse no es criticable en sí mismo. Eso es lo que hace un empresario cuando solicita un crédito para adquirir maquinaria o lo que hace un mortal común cuando contrata un crédito hipotecario para comprar un apartamento. Que un gobierno se endeude para financiar proyectos de bien común es perfectamente admisible. Pero cuando un gobierno se endeuda tiene que hacerlo de un modo claro y pulcro porque para pagar la deuda utilizará dinero de todos los ciudadanos.
Los funcionarios de un gobierno no pueden hacer negocios particulares con los bonos de endeudamiento porque se estarían enriqueciendo con dineros de la nación, es decir, de todos. Los funcionarios de un gobierno no pueden acordarse con algunos bancos privados y otros públicos así como con otros funcionarios públicos, para ganarse unos millones en operaciones prácticamente secretas, jugando con los precios de los bonos y con las tasas de interés. Los funcionarios de un gobierno no deben hacer esto, pero los de este gobierno lo están haciendo con un descaro antes nunca visto. El Ministerio de Finanzas se ha transformado en una pila de agua bendita. Pero muy exclusiva.