Pillos… ¡Firrr…!, por Teodoro Petkoff
Desaparecen 25 mil millones del Plan Billuyo 2000
Hoy continúa nuestra navegación por las páginas purulentas del Informe de la Contraloría sobre el Plan Billuyo 2000. (Por favor, no usen más el nombre de Bolívar para encubrir actos que el Libertador habría castigado con el paredón.) Aquí en TalCual, que hemos sido tan críticos con Clodosbaldo, debemos reconocer que este trabajo del organismo que dirige podría constituir un significativo paso de avance en la lucha por la decencia administrativa. El informe no se pierde en generalidades sino que posee una notable precisión en la descripción de los diferentes delitos cometidos por los ejecutores del famoso plan. De manera que la pelota salta a la cancha de la Fiscalía. En el Informe de la Contraloría están todos los elementos para que Isaías Rodríguez entre en acción y acuse ante los tribunales a los responsables de estos guisos, insólitos por su descaro y desvergüenza.
En nuestra entrega de hoy, en la página 13, la Contraloría también echa por tierra esa coba que le metieron a Chávez y que él repitió en su informe ante la nación, en febrero pasado. No sólo hay robos milmillonarios sino que, al igual que en el FUS, las obras que se debieron hacer fueron dejadas por la mitad y prácticamente ninguna de las metas fue cubierta. Además de corrupción, resalta nítidamente una fenomenal ineptitud, una gigantesca incapacidad hasta para pintar una escuelita o reparar unas cañerías.
Esto nos lleva derechito al problema de fondo. El caso del FUS, el de Fondur y la negativa de Cruz Weffer para atenerse a las normas de la Ley de Licitaciones, el tragicómico episodio del Banco del Pueblo y ahora la megaplasta del Plan Billuyo 2000, ponen de manifiesto la bancarrota de una concepción administrativa «revolucionaria», que con el pretexto de superar las trabas burocráticas, ha conducido a una colosal explosión de corrupción. Las rigideces burocráticas son un extremo, pero la discrecionalidad absoluta lo es peor. Colocar dinero en manos de gente en muchos casos incompetente o poco preparada y con la facultad de manejarlo a su libre albedrío, sin controles de ninguna clase, sólo puede conducir a este monumental desastre que ha sido el Billuyo 2000. El gobierno está obligado a revisar sus concepciones supuestamente antiburocráticas. Chávez tiene comprometido su prestigio en este asunto. El FUS, el Billuyo 2000, el Banco del Pueblo, el plan de viviendas, son las niñas de sus ojos. Ha sido el presidente quien ha empujado en el sentido de la celeridad y la «eficiencia» y es a él a quien corresponde velar para que esto no quede impune. La destitución de Fariñas ya es una buena señal de que en el FUS se quieren recoger los vidrios rotos. Ahora está emplazada la FAN, porque el Billuyo 2000 lo maneja la institución como tal y no individuos aislados de ella. En este caso es la FAN la que debe responder. Por otra parte, la Asamblea Nacional no debería permanecer de espaldas a estos hechos. Ya por ahí escuchamos a un diputado del MVR intentando minimizar el alcance del Informe de Contraloría. ¡Guillo, que hay mucho pillo!