Operación Gedeón no resiste un análisis operacional ni militar
El Plan Gedeón no cuenta con la sostenibilidad necesaria. Expertos militares indican que embarcaciones como las exhibidas por el gobierno no son propicias para un ingreso desde Colombia. Tampoco se apreció que el grupo de detenidos contara con el equipamiento y los uniformes adecuados para un plan que genera más confusión que certeza
La Operación Gedeón no cuenta con sostenibilidad ni con un sentido operacional ni militar claro. De allí que expertos castrenses subrayen que los hechos siguen en un limbo. No hay indicios de un desembarco, pero quizás el plan sí tuvo el objetivo de ser una incursión, que habría sido abortada por acciones de contrainteligencia.
De acuerdo con el gobierno de Nicolás Maduro, la operación tuvo dos epicentros: Macuto, en el estado La Guaira, (3 de mayo), y Chuao en Aragua (4 de mayo). El saldo de detenidos, según el ministro de Comunicación e Información Jorge Rodríguez, es de 13 hasta este 5 de mayo.
El vicealmirante retirado Jesús Briceño García, excomandante de la Armada, enfatiza que sobre la Operación Gedeón llueven las dudas. Cree que la incertidumbre aumenta por el cruce de versiones entre el gobierno de Maduro, que habla de una invasión marítima, y las afirmaciones del capitán retirado Javier Nieto Quintero (Guardia Nacional), líder del plan, quien asegura que el proceso sigue en marcha con células importantes de apoyo dentro de la Fuerza Armada Nacional (FAN).
“No hubo desembarco alguno durante la operación. En el caso de una incursión se necesita del apoyo logístico y de comunicaciones, de equipamiento y de uniformes adecuados sobre lo que se va a hacer. De acuerdo con lo que llevaban los detenidos, no lucen como que fueran de operaciones especiales. Es complejo evaluar lo ocurrido y el significado de sí algo realmente falló. Sí realmente hubo el intento de una incursión fue mal calculada, no hubo criterios operacionales y habría sido infiltrada por la contrainteligencia”, esgrime el vicealmirante retirado Jesús Briceño García.
El vicealmirante explica que con una lancha como la mostrada el 3 de mayo, o con la denunciada por el gobierno el 5 de mayo, resulta improcedente que los presuntos «mercenarios» llegaran a las costas venezolanas desde Colombia.
“Venirse desde Colombia en una embarcación como la presentada por el gobierno es imposible. Son 660 millas a una velocidad de 10 millas y con lo difícil que es el mar del Golfo de Venezuela”, añade Briceño García.
El militar sostiene que, a veces, se hacen desembarcos para reunirse en unos puntos de contacto que solo son conocidos por los participantes de cualquier operación. Pero habría que ver entonces los recursos de los operadores y el apoyo de las poblaciones por las que pretendían hacer la movilización.
Maduro, el 4 de mayo, dijo que «se dio reporte de un grupo que a bordo de una lancha había desembarcado en un lugar de las costas de Aragua, y que una embarcación con las características de la segunda embarcación que estábamos buscando estaba bordeando parte de esa costa«.
Gedeón mal calculada
“La incursión siempre debe hacerse desde un buque madre. Este los deja en un punto determinado de la costa. Según lo dicho por el capitán Nieto Quintero, hay gente de la Operación Gedeón que pudo incursionar, contactos en diferentes comandos, pero no hay certeza alguna”, enfatiza el vicealmirante Jesús Briceño García.
Para otros militares, sí la operación fue real, entonces hubo error de cálculo. En ese sentido, según el gobierno la misión se frustró porque logró ser infiltrada.
“Los hechos iniciales de la Operación Gedeón en Macuto cumplen con las reglas de la incursión, la incursión generalmente son golpes de mano secretos, siempre se busca todo el equipamiento adecuado para eso, se hace una aproximación muy silente y se hace un reconocimiento del área del objetivo de donde puede haber un posible desembarco más adelante», explica un almirante consultado por TalCual, quien solicitó reservar su nombre.
«Esa puede ser una de las tareas, otra puede ser entrar de la manera más desapercibida y en tierra tiene que haber una coordinación de logística para el apoyo”, agrega el militar
Indicó que una incursión no está determinada por el número de hombres o de las embarcaciones que intervienen. Pero sí se requiere de un grupo de comando que cuenta con apoyo logístico en un punto cercano. Añade que cuando se habla de desembarco, necesariamente, debe haber una operación anfibia.
De acuerdo con el reporte del gobierno, en Macuto incautaron 10 fusiles, una pistola Glock 9 mm y dos ametralladoras Afag. Allí fueron detenidos dos presuntos «mercenarios» , y abatidos otros nueve. El 4 de mayo, el saldo de detenidos en Chuao fue de 8, quienes «fueron interceptados» por los residentes del pueblo.
Posteriormente, en Puerto Cruz, en los límites de Vargas y Aragua, fueron detenidos otros dos individuos que supuestamente también pertenecían al grupo expedicionario.
Según Maduro, desde el 1 de mayo se conoció de la operación terrorista. Aseguró que los supuestos mercenarios «se dividieron en dos grupos, el primero en una lancha más pequeña, más rápida». Esta última fue la unidad que el gobierno dice apareció en las costas de Macuto, en la madrugada del domingo 3 de mayo.
“La situación es muy difícil de desentrañar porque hay muchas cosas raras, que no cuadran. ¿Entraron por la parte central, hubo apoyo de algún barco, de inteligencia?”, añade el almirante consultado.
Secuencia sin sentido
El sociólogo castrense José Machillanda advierte que “la secuencia o resultados de la Operación Gedeón que han mostrado los voceros del régimen hablan de una situación confusa que no tiene explicación de carácter operacional ni militar”. Por eso, no se atreve a calificarla como incursión o como desembarco.
En ese sentido, Machillanda señala que en medio de las dudas generadas por la Operación Gedeón resultan más difíciles de comprender las versiones del Ministro del Interior y del Ministro de la Defensa sobre los hechos, así como la orden de permanente escudriñamiento del territorio nacional. “Todo esto genera pánico y miedo en la sociedad, debido a los señalamientos pocos verosímiles”, agrega.
Sin embargo, indica que la 0peración Gedeón liderada por el capitán Nieto Quintero, cuya veracidad no está clara, tampoco aporta indicios de sí contaría con el respaldo de más grupos disidentes de la Fuerza Armada Nacional (FAN), si se trata de acciones de la resistencia civil o se relacionan con sectores de la oposición.
Asimismo, el sociólogo militar José Machillanda puntualiza como grave el despliegue mediático de Nieto Quintero y algunos de los actores que le secundan en unas intenciones que, según Maduro, tenían como fin último el magnicidio en su contra.
“Hay que medir las expresiones y esto es un momento de enorme confusión, llama la atención la propaganda frente a los intereses del ese capitán”, sostiene.
Y es que para Machillanda el gobierno de Maduro, en medio de la crisis del país y la imposibilidad de satisfacer las necesidades básicas de la población, “aprovecha para montar una supuesta operación al costado norte del Estado venezolano y sobre esto monta una propaganda permanente. No debe olvidarse que todo esto se enmarca dentro del protagonismo ideológico desde que se inició la cuarentena social que debe prolongarse, por lo menos, hasta el mes de julio”.
El sociólogo militar destaca que el gobierno de Maduro “está boqueando”. Pero, al mismo tiempo, enfrenta un problema muy grave frente al eje económico y el eje militar.
Desconfianza razonable
El general retirado Fernando Ochoa Antich, exministro de la Defensa, refiere que reinan las contradicciones. Añade que una operación de este tipo es posible, y de ser cierta, quizás solo pudo provenir de una isla cercana, pero nunca de Colombia.
«Hay mucha confusión. Nadie tiene certeza, solo hipótesis: pudo haber sido un montaje del gobierno, que realmente haya ocurrido un ingreso de efectivos militares o paramilitares, y que a través de una maniobra de contrainteligencia, se haya impedido el desembarco o la incursión con que la operación fue abortada», afirma Ochoa Antich.
El militar señala que el gobierno de Maduro es experto es generar confusión y también en aplicar la contrainteligencia. Por eso cree que la única manera de que una operación se aborte es que se infiltre. «El problema es que nadie le cree al gobierno y los datos que se han dado no ayudan al análisis. Tampoco están claras las actuaciones del capitán Nieto Quintero», ataja.