Plomo en Fuerte Tiuna, por Teodoro Petkoff

Lo que son las cosas de la vida. Más o menos a la misma hora en que Izarrita emitía sus hipidos, burlándose de Briceño León, en el programa de CNN sobre la violencia, una de la jugadoras chinas que participan en el mundial de beisbol femenino fue herida de un balazo en una pierna. Menos mal que la herida fue leve. Pero lo que no sabemos es si los cables internacionales dieron cuenta del sitio donde se produjo el incidente. El juego no se desarrollaba en un estadio convencional, el Universitario digamos, y mucho menos en un campo de pelota sabanera. ¡No, qué va! Jugaban en un estadio situado dentro de la principal guarnición militar del país, Fuerte Tiuna, rodeado de las máximas medidas de seguridad posibles. Y, aún así, vaya uno a saber de dónde salió una bala que impactó la pierna de la jugadora china. Desde luego que si eso hubiera ocurrido en Costa Rica o en Uruguay, habría sido tomado como una curiosidad, una jugarreta del azar, pero tuvo lugar en Venezuela, donde, por más que el necio de Izarrita se empeñe en no creerlo, la tasa de homicidios por cada cien mil habitantes es de 54, la sexta más alta el mundo, y Caracas, aunque Izarrita no lo crea, es la capital más violenta de América Latina, porque en Ciudad Juárez los homicidios corresponden a la guerra entre bandas de narcos, y ni siquiera así, la tasa de homicidios por cien mil habitantes de Ciudad Juárez alcanza a la de Caracas. De modo que la chinita abaleada en Fuerte Tiuna no es sino una cifra más en las escandalosas estadísticas de la violencia venezolana.