Podemos, por Teodoro Petkoff
PODEMOS inscribió ayer su opción por el voto NO. Reafirmó con ello la lúcida y corajuda posición que sostuvo en la Asamblea Nacional, rechazando categóricamente el propósito reaccionario y neo-totalitario de Hugo Chávez. Sobre ese partido ha llovido una catarata de insultos y descalificaciones, que se resumen en la misma que comenzó a ser utilizada ya contra Baduel: «traidor».
Todos los movimientos políticos que descansan sobre un pensamiento dogmático y giran en torno a un caudillo, a un líder personalista y autoritario, no admiten la divergencia ni la diferencia de opiniones. Estas, invariablemente, son reputadas como «traición». En estos movimientos, la fe en el dogma sustituye a la razón y a la racionalidad. Quien se atreva a alterar una coma en las miles de bolserías que emite diariamente Chacumbele, estaría «traicionando» la «doctrina». Esta codificación de la teoría fue lo que condujo al marxismoleninismo, un invento ideológico de Stalin, para petrificar el pensamiento de Marx y Lenin y poder utilizarlo como garrote contra las ideas discrepantes. También llevó a ese engendro que es el «pensamiento Mao», el cual cumplía las mismas funciones «persuasivas». Por supuesto, ya anda por ahí una vaina que llaman «el pensamiento del presidente Chávez», en el cual se concentraría el evangelio que sus fanáticos deben memorizar y salmodiar, sin arriesgar la más mínima «desviación», so pena de la excomunión.
Por su parte, la sumisión al caudillo anula todo concepto de dirección colectiva. El líder no sería tan sólo el primero entre sus iguales, y debe acatársele perrunamente. Hitler basó su dictadura sobre el Fûhrer prinzip, el «principio del Jefe»: la infalibilidad del líder y, por tanto la naturaleza indiscutible de sus órdenes. Por supuesto que, en estas condiciones, el Jefe no está sometido, como un dirigente democrático, a debate en su partido y ni pensar que su cargo pueda ser objeto de elecciones y que los militantes de su organización puedan decidir sobre ello.
Pero, eso no funciona en esta sociedad. ¿Cómo creen Chacumbele y sus gonfaloneros que pueden convencer a nadie de que Raúl Baduel y que PODEMOS, quienes han acompañado al proceso durante más de ocho años, de la noche a la mañana se volvieron unos «traidores»? La gente no es estúpida. Lo que muchos perciben, en el chavismo, es que al Jefe se le volaron los tapones y está proponiendo cosas que personas sensatas no pueden aceptar. Y que estar en desacuerdo con él y votar contra esas loqueras no es ningún sacrilegio. Esa es la fuerza de Baduel y de PODEMOS.