Policías y ladrones, por Simón Boccanegra
La Defensoría del Pueblo recomienda intervenir las policías de seis o siete estados debido a la sospecha de que en ellas puedan estar actuando grupos de exterminio. Bien por Mundaraín en este caso. Pero, ¿cómo se ha llegado a esta tremenda irregularidad? Porque durante muchos años tanto las autoridades como la opinión pública volteaban hacia otro lado cuando algunas pocas voces señalaban la existencia de tales conductas criminales por parte de agentes policiales. El del «exterminio» no es un comportamiento reciente. Quienes lo toleraron o lo auparon seguramente ya habrán percibido que no sólo es moral y legalmente inaceptable sino que es altamente ineficiente para lograr los propósitos de contener el hampa. Desde hace años se está matando hampones, reales o supuestos, pero los índices de inseguridad, sin embargo, no han hecho sino crecer. ¿Entonces? Ahora hay una reacción porque esa política absurda, de exterminio, se ha hecho disfuncional, socialmente hablando. Los hampones disfrazados de policías no han hecho otra cosa que dilatar las fronteras de la delincuencia. La sociedad se siente ahora más insegura que antes. Es el efecto boomerang. Esperemos que la lección sea aprendida.