Por ahí vienen las vacas flacas, por Simón Boccanegra
El gobierno está cogido por los cuernos de un dilema. Por un lado, anuncia que ha llegado la hora de un ajuste. Por el otro, aspira a alcanzar pleno empleo. Después de años de meterle gente al aparato del Estado, Chacumbele descubre que la empleomanía es muy grande y que debe ser disminuida. Hay que recordar que cuando Chacumbele tomó el mando, el Estado venezolano contaba con un poco más de 900 mil trabajadores, y diez años después, 2.3 millones de compatriotas cobran en las taquillas del Estado. Ahora, dijo Chacumbele, hay que botar una parte de ese gentío. Llega la época de vacas flacas. El ministro de Cordiplan, especialista en diseñar utopías, dijo que les buscaría acomodo, que los «reubicarían», vaya. O no entendió a Chacumbele o quiere dorarle la píldora a los que van a saltar. Chacumbele dijo, compatriota El Troudi, que la carga de esos sueldos era insostenible, no que los mudaran de un bolsillo para otro, del mismo pantalón estatal, porque, en este caso seguirán pegados de la ubre, cobrando, que es lo que Chacumbele no quiere. Total, que Chacumbele Frías ha dado un pasito patrás, predicando una solución de las que él mismo llama neoliberales. Claro, habría otra solución: sincerar las cifras del Instituto Nacional de Estadística, donde mi amigo Elías Eljuri tiene años maquillando números. Pero, eso borraría del horizonte la meta de pleno empleo. Elías nos dice que el desempleo anda por el 7% de la población activa. Uno de los trucos estadísticos para presentar este resultado es contar como empleados (públicos, en este caso) a los beneficiarios de las misiones. Pues bien, Elías, descarguemos los números de la empleomanía pública de la presencia de miles de «trabajadores» de las misiones. Por supuesto, si se los saca de su condición de trabajadores del sector público habría que contarlos como desempleados, en cuyo caso, la tasa de desempleo sería algo más que 7%. Pero, si alguien sabe que no hay almuerzos gratis es el «turco» Elías. No puede tener simultáneamente lo mejor de los dos mundos. De paso, otro truquito del que debería dejarse Eljuri es eso de contar como trabajadores empleados a las personas que hubieran trabajado al menos cuatro horas en la semana anterior al conteo. Con esa metodología cualquier día nos presentan como trabajadores activos a los recogelatas. Más de cuatro horas semanales se fajan, sin duda.