Por aquí fumea, por Teodoro Petkoff
Toma nota, Eliezer: Disip, DIM y PTJ también pinchan. ¿Cuándo les sale su visitica?
Habrá de suponerse que, en su esforzada lucha contra el espionaje telefónico, Eliezer Otaiza y sus muchachos de la Disip ya deben tener listo el plan de ataque contra el cuarto piso de la DIM, donde funciona el departamento de grabaciones telefónicas de la inteligencia militar, y contra la PTJ, que también se dedica a escuchar conversaciones privadas. Asimismo, seguramente, tienen preparado el allanamiento del departamento de seguridad de Pdvsa, desde donde también nos oyen. Pero la hazaña máxima, será, sin duda, el allanamiento de la propia Disip. La hipocresía del régimen alcanza con los allanamientos a las agencias privadas de detectivismo una cumbre himaláyica. El espionaje al que pudiera dedicarse éstas es seguramente el que contratan empresarios para conocer los secretos de sus competidores o maridos engañados para saber de las andanzas de su cónyuge. Cosa ilegal, desde luego, pero muy menor en comparación con los que hacen los organismos del Estado. El espionaje telefónico de verdad, el espionaje político, ese que le pincha teléfonos a Javier Elechiguerra y a los generales, así como a los dirigentes políticos de oposición, y también a los de gobierno, además de ministros, y otros personajes de mayor o menor rango –esos pinchazos telefónicos, totalmente ilegales y violatorios de la Constitución, tanto de la vieja como de la nueva, esos son los que Otaiza debe liquidar.
Con el debido respeto, Eliecer, pero estos allanamientos parecen una jugada de diversión (como diría Chávez mismo en sus lecciones televisadas de táctica, estrategia y terminología militar), para desviar la atención del centro del problema. Este no es otro que el de un gobierno delincuente, un gobierno (y un Estado) que de modo totalmente ilegal interviene teléfonos privados y graba las conversaciones, para luego utilizarlas contra los ciudadanos pinchados. Esto, desde luego, no es nuevo. Siempre fue así. Pero es que “Don” Luis Corleone nos dijo que él iba a quemar en acto público los aparatos de grabación, para que de viera cuán distinta es la Quinta de la Cuarta. Son igualitas, Hugo, por más que te parezca una “estupidez” (como dijiste una de estas noches) hacer esa comparación.