Por mejores análisis para reducir la deserción escolar, por Marino J. González R.

Es bastante fácil decirlo: sin buenos datos no se pueden ejecutar buenas políticas públicas. Habría que añadir que los datos no son suficientes. Se requiere analizar los datos con la debida precisión. Y luego del análisis se podrán diseñar mejores políticas. El siguiente paso es realizar el seguimiento para que se ponga en práctica lo que se diseñó. Suena bastante sencillo, pero ya sabemos que las deficiencias de las políticas públicas son bastante frecuentes.
En la gran mayoría de los países de América Latina la norma es no contar con buenos datos. Los sistemas de información tienen rezago en la recolección y ordenación de la información. Fuentes como las encuestas de hogares son poco utilizadas, y su retraso en la realización se mide en ocasiones en décadas. Si ya es bastante crítica la carencia de buenos datos, mucho más lo es la escasez de buenos análisis.
Desde esta perspectiva, es bastante directo concluir que dentro de las primeras prioridades de los gobiernos debe estar actualizar, con el desarrollo tecnológico actual, los sistemas de información para la toma de decisiones. Es por ello de gran valor identificar las experiencias exitosas en la región para analizar datos. Dejando en claro que el análisis solo es posible cuando existen los datos.
Una publicación del Banco Mundial centra la atención en experiencias exitosas en América Latina en el análisis de datos para mejorar las políticas públicas. Se incluye en la publicación el caso de la reducción de la deserción escolar en Guatemala. En este país era tradicional que el 40% de la población escolar abandonara la escuela antes de llegar al noveno grado de educación.
En 2017, el Ministerio de Educación de Guatemala, con el apoyo del Banco Mundial, empezó a desarrollar la Estrategia Nacional para la Transición Exitosa (Entre) con el objetivo de identificar a los estudiantes que tenían mayor riesgo de abandonar la escuela al pasar de la educación primaria a la secundaria. Para ello se mejoraron los registros de las actividades de los estudiantes (datos familiares, asistencia, resultados en las pruebas, entre otros aspectos). También se creó un código de identificación para cada estudiante, de manera que se pudiera seguir su evolución, aunque se mudara de residencia. La estrategia se puso en práctica en 4.000 escuelas primarias públicas (aproximadamente el 17% de las escuelas primarias de Guatemala).
Con esta información, actualizada de manera regular, se procedió a identificar aquellos estudiantes que tenían más riesgo de abandonar la escuela. La lista con estos estudiantes era comunicada a los directores de las escuelas para que coordinaran actividades de apoyo de acuerdo con el riesgo de abandono. Para ello fue fundamental la participación de los maestros y el seguimiento de estas actividades.
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En el primer año de ejecución de la estrategia (Entre) se redujo la deserción en 9% en las escuelas primarias seleccionadas. Este resultado demostró que la estrategia se podía ampliar a todo el país. Esta experiencia en Guatemala demuestra que es posible enfrentar relevantes problemas públicos con la combinación efectiva de datos, análisis, y adecuada implementación.
Esta combinación de factores es posible también en múltiples áreas y países de la región. Es cuestión al final de que exista el compromiso político y las buenas prácticas que permitan avanzar para mejorar el impacto de las políticas públicas.
Marino J. González es PhD en Políticas Públicas, profesor en la USB. Miembro Correspondiente Nacional de la Academia Nacional de Medicina. Miembro de la Academia de Ciencias de América Latina (ACAL).
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