Por qué María Corina Machado sí pudo ganar el Nobel de la Paz 2025, y Donald Trump no

La narrativa oficialista frente al galardón a María Corina Machado con el premio Nobel de la Paz busca enfrentar a aliados del presidente de Estados Unidos, que había dicho ser merecedor del premio, con la líder opositora venezolana. Pero las propias bases del Nobel dejan claro por qué al mandatario norteamericano (aún) no le tocaría ser considerado.
Según el reglamento oficial de la Fundación Nobel, las nominaciones para el Premio de la Paz deben recibirse antes del 1 de febrero del año en curso. Cualquier candidatura que llegue después se evalúa al año siguiente. «Las nominaciones con matasellos y recibidas después de esta fecha se incluyen en las deliberaciones del año siguiente», indica el Comité Noruego del Nobel en su sitio oficial.
Esto significa que el proceso de selección para el Nobel de la Paz 2025 cerró el 31 de enero, cuando Donald Trump apenas llevaba menos de dos semanas de asumir por segunda vez la presidencia de Estados Unidos tras las elecciones de noviembre de 2024. Por lo tanto, sus acciones de gobierno aún no podían ser consideradas por el comité.
María Corina Machado, en cambio, ya acumulaba un historial relevante durante el período evaluado: su liderazgo opositor en el contexto de las elecciones presidenciales venezolanas de 2024, su defensa de la vía pacífica ante la represión política y su rol como figura de consenso dentro de la oposición democrática.
El proceso para declarar un agnador del Nobel de la Paz es largo y reservado. El Comité Noruego —designado por el Parlamento de Noruega— comienza a recibir nominaciones en septiembre del año anterior. El plazo cierra el 31 de enero, y a partir de allí se desarrolla la siguiente secuencia:
- Febrero – marzo: se elabora una lista corta de candidatos.
- Marzo – agosto: asesores externos analizan los méritos de cada nominado.
- Octubre: el Comité delibera y vota por mayoría.
- Diciembre: el premio se entrega en Oslo, el 10 de diciembre.
El nombre de los nominados permanece en secreto durante 50 años, por lo que la mayoría de las filtraciones son especulativas o provienen de quienes dicen haber postulado a alguien.
A diferencia de lo que muchos creen, el Nobel de la Paz no premia discursos ni intenciones, sino acciones verificables en favor de la resolución pacífica de conflictos, la defensa de derechos humanos o la cooperación internacional. El comité suele valorar el impacto moral y político, incluso en contextos autoritarios.
Por eso, líderes que encarnan procesos pacíficos o que defienden libertades bajo riesgo —como Aung San Suu Kyi, Nelson Mandela o Malala Yousafzai— suelen encajar mejor en el perfil de laureados que figuras asociadas a la confrontación, incluso si éstas reivindican haber impulsado acuerdos.
El Comité Nobel calificó a Machado como «una valiente y comprometida defensora de la paz, una mujer que mantiene viva la llama de la democracia en medio de una creciente oscuridad».
Añadió que «ha demostrado que las herramientas de la democracia son también las de la paz», y que su trabajo representa «la esperanza de un futuro diferente, en el que se protejan los derechos fundamentales de los ciudadanos».
Trump, que fue nominado varias veces por simpatizantes durante su primer mandato, nunca figuró entre los finalistas conocidos. Su regreso a la Casa Blanca en enero de 2025 no podía influir en el premio anunciado en octubre del mismo año, dado el límite temporal.
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