Por qué una guerra a 10.000 km te hará pagar más en la panadería de la esquina
Sin el habitual aporte de trigo desde Rusia y Ucrania, el mercado mundial perderá alrededor del 29% de su oferta, lo que ya ha provocado un aumento histórico del 70% mensual en los precios del rubro, que se suma al aumento de 21% del valor del petróleo, lo que encarecerá tanto la materia prima como los fletes de importación. Los productos de panadería y la pasta serán los principales perjudicados. Venezuela es especialmente vulnerable ya que la producción nacional de trigo para el consumo interno es casi inexistente
La incursión de Rusia en territorio ucraniano y el inicio del conflicto armado puso al mundo de cabeza y ha tenido un impacto enorme en materia geopolítica y económica. Las consecuencias siguen explorándose tres semanas después del inicio de la confrontación.
A pesar de la lejanía con Venezuela y de la casi nula relación diplomática y comercial que puedan mantener Caracas y Kiev, el país se ve afectado por el conflicto.
En primer lugar, Venezuela sí mantiene relaciones cercanas con Rusia. Vladimir Putin es uno de los principales aliados de Nicolás Maduro y han concretado diversos acuerdos bilaterales en los últimos años.
El gigante europeo ha recibido sanciones de Estados Unidos y la Unión Europea. Buena parte de la comunidad internacional intenta cercarlos, pero como Venezuela también es sujeto de sanciones, así que sus tratos comerciales como países aislados se pueden concretar.
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Pero más allá de la relación directa de Venezuela con estos países, el problema se origina en el mercado global. Rusia aporta una cuarta parte de las exportaciones mundiales de grano y desde 2017 hasta 2021 fue el primer exportador de trigo en el mundo. Su producción bajó, pero siguen aportando, constituyendo un 17% del mercado.
Ucrania no se queda atrás. Se ubica como el tercer mayor exportador mundial de trigo con un 12% del mercado global, cantidad congelada por el conflicto.
Sin estas dos tajadas importantes, el mercado mundial perdería casi un tercio de la oferta de trigo. Con una oferta menor y una demanda que sigue requiriendo la misma cantidad para mantener el consumo, los precios simplemente se disparan.
Es por esta razón que el precio del trigo ha subido en torno al 70% durante el último mes, hasta alcanzar su máximo histórico el lunes 7 de marzo.
Con los precios afrontando máximos históricos, Venezuela verá cómo productos terminados como el pan y la pasta incrementarán de precio en las próximas semanas. Así lo advierte el presidente de la Confederación de Asociaciones de Productores Agropecuarios (Fedeagro), Celso Fantinel.
«La guerra trajo como consecuencia el alza de todos los commodities, también el aumento del petróleo ha impactado en los combustibles. Realmente vamos a pasar un semestre en alza en muchos alimentos», resaltó en entrevista a TalCual.
Esta situación compromete el consumo venezolano. Venezuela es especialmente vulnerable ya que la producción nacional de trigo para el consumo interno es casi inexistente, debido a que las condiciones del clima y de los suelos no son las más aptas. En su lugar, se importa la materia prima desde Canadá, Estados Unidos y México para procesarla con los molinos locales.
Por su parte, el presidente de la Federación de Trabajadores de la Industria de la Harina (Fetraharina), Juan Crespo, resaltaba en una entrevista para Unión Radio que los comerciantes venezolanos tendrán que hacer una evaluación de sus estructuras de costos para calcular el valor de los productos que venderán.
Al aumento del 70% del trigo se suma un aumento del 21% en los precios internacionales del petróleo. El marcador Brent se tasa en 129,49 dólares. Aunque Venezuela produzca su propio combustible con el poco petróleo que logra procesar, los fletes de las importaciones incrementarán.
«A la larga habrá un incremento en los productos terminados. Antes del problema de Ucrania ya había problemas con el trigo. El trigo duro, con el que se elabora la pasta, ya había incrementado más del 30%», resaltó Crespo.
Para los productores nacionales, la comercialización cada vez es más complicada. Desde hace meses denuncian la competencia desleal a la cual son sometidos debido a la exoneración de aranceles a productos terminados importados.
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Como las pastas producidas desde países como Brasil son más económicas, tienen más ventas. Los venezolanos no suelen optar por comprar productos nacionales, que son más costosos de producir y además pagan impuestos de todo tipo, mientras que los importados no.
Ahora los productos terminados importados llegarán con un incremento único, pero los nacionales se encarecerán por múltiples motivos. El trigo es más costoso, otras materias primas importadas también costarán más por el aumento de la gasolina y, luego, tributos como el Impuesto a las Grandes Transacciones Financieras agregarán otro porcentaje adicional. Como consecuencia, la panadería o el mercado venderá el artículo a un precio mucho mayor.
«Tienen el mercado invadido de productos terminados más baratos. Nos vemos afectados a tal punto que molinos diseñados para trabajar cuatro turnos están operando dos turnos y algunos uno solo. No entendemos esta política. Hemos criticado que no es la mejor forma, porque no hay controles sanitarios y los precios son demasiado bajos. Esto beneficia al consumidor, pero afecta al productor», insistió Crespo.
En otro frente, el presidente de la Federación Venezolana de Industriales de la Panificación y Afines (Fevipan), Tomás Ramos López, destacó que Venezuela posee unas 70.000 toneladas de trigo en producción en los molinos. Esta cantidad equivale a unos 16 días de trabajo que no dependerían de las nuevas importaciones con sobreprecio. Una vez que se consuma esa producción, los precios podrían incrementar.
«Es evidente que entraremos en el valor real con la reposición y tendremos que ajustar los precios, el panadero será el más perjudicado porque no tiene el flujo de caja suficiente y tampoco podrá vender el producto al valor de reposición», afirmó en entrevista con Unión Radio.
Ante las posibilidades de afrontar una escasez de trigo, López propone que el Gobierno apoye al productor nacional con financiamiento suficiente para que la maquinaria nacional funcione y pueda importar trigo desde toda América y no solo desde Norteamérica.
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