¿Por quién doblan las campanas?, por Simón Boccanegra
Signos ominosos en el aire. La Feria del Libro excluye a la editorial de El Nacional. Por su lado, Rafael Arráiz Lucca comenta que distribuidoras de libros y libreros se están absteniendo de importar algunos libros cuyo tema, presumen, pudiera incomodar a los gobernantes. En el mundo de la cultura avanzan, pues, tendencias excluyentes, discriminatorias, que forman parte de una concepción totalitaria de la cultura.
El ministerio decide cuáles libros pueden mostrarse en ferias y cuáles no. Es el primer paso hacia el aislamiento cultural. Porque después, la intención obvia es decidir cuáles libros se puede leer y cuáles no. Cuáles se puede imprimir o importar y cuáles no. Es el camino, por ahora, afortunadamente, lento, hacia la censura. Pero, por otra parte, de ser cierta la observación de Arráiz Lucca -de la cual cuesta dudar puesto que conoce el medio editorial-, el régimen ha alcanzado ya logros tangibles en esa antesala de la censura que es la autocensura.
No es fácil creer que hay libreros cuya «prudencia» (por llamar benévolamente lo que otros llamarían miedo) llegue hasta el punto de no traer libros para no arrostrar la ira del Dr. Soto, capo de la cultura oficial. Si esto estuviere ocurriendo habrá que preguntarse por quién están doblando las campanas. Creo que a millones de venezolanos nos llenaría de satisfacción oír de los libreros que no es cierto, que no hay autocensura.
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