Profesión de alto riesgo, por Simón Boccanegra

Según reza un lugar común -que incluso sirve hoy, Día del Periodista, de título al editorial de un diario capitalino- la de fablistán es actualmente, en Venezuela, una profesión de alto riesgo. Cierto. Uno de los riesgos que corre un humilde reportero es que el colega que le pone títulos a sus trabajos -que por lo general interpreta la «línea» del propietario- le cambie completamente el sentido a cualquiera de sus escritos. Verbigracia: ese mismo diario que habla de los riesgos titula hoy una información, a todo lo ancho de la página, de este modo: «Oposición descalifica al Centro Carter». Pensé que la alianza de los 10 o 12 partidos políticos de oposición había emitido un comunicado sobre el tema pero al leer el texto encontré que habían sido dos, solamente dos, dirigentes de grupos de oposición (no los más importantes, por cierto), quienes habían expresado opiniones contrarias a la presencia del Centro Carter. El lector, que por lo general no lee sino titulares porque no tiene tiempo, sacó una impresión distinta a la que está en el texto. Fue, pues, manipulado. Uno de los riesgos que corremos es precisamente el de no ejercer el oficio con sentido de responsabilidad hacia el público.