Programa para la acción, por Teodoro Petkoff
Un veterano político, ya fallecido, solía decir de los programas electorales de los partidos que esos documentos no los leía nadie pero que su importancia residía en que se sepa que existen. Bien, ya la MUD ha cumplido con esta condición. Presentó ante el país los “Lineamientos para el Programa de Gobierno de Unidad Nacional”.
Desde luego que falta mucho para que “se sepa” que ese programa existe. Por ahora es de conocimiento de los sectores políticos más enterados pero al vasto campo popular todavía no ha llegado la información. Pero llegará, sobre todo cuando las primarias arrojen el nombre del candidato unitario y este apoye su campaña en ese programa.
Porque, a diferencia de lo afirmado por nuestro veterano político, de ese programa no sólo es importante que se sepa de su existencia sino que es necesario que sus aspectos fundamentales sean conocidos por los electores.
Es un documento básico, uno de los programas políticos más completos y sustanciales que hayan sido elaborados en nuestro país. Equipos que en conjunto llegaron a sumar unos 400 especialistas de todas las materias que deben ser abordadas en esta clase de papeles, trabajaron durante meses, de fructíferos debates, en articular posiciones que pudieran servir de base para la alianza cristalizada en la Unidad Democrática, en la cual, dicho sea de pasada, se puede decir que existen muchas más posturas comunes, y hasta consensuales, de lo que permitiría sospechar su heterogénea integración.
Es, pues, un documento unitario. La Unidad Democrática ya no sólo está materializada en la MUD y en la organización de las primarias sino también en este programa.
Debe entenderse que este es un documento para la acción. Lo cual significa que sus principales proposiciones deben no sólo ser levantadas por el candidato unitario sino tienen que transformarse en consignas y en propaganda política.
No es un programa platónico sino la promesa, sólidamente fundamentada y sustanciada, de que es posible no solamente derrotar a Chávez sino marchar hacia un país que despegue en dirección al desarrollo y pueda vivir y progresar en paz. Eso tiene que ser divulgado profusamente.
Queremos asomar, para finalizar, algunas consideraciones sobre el post 12F. Una, atañe a la integración del comando de campaña del candidato. Este también debe ser concebido como una nueva e importantísima materialización de la unidad.
Gente para un buen comando sobra, de modo que la selección de sus integrantes debe cumplir con la condición, sine qua non, de amplitud, que asegure la participación y colaboración de todos los que deben estar. Las dificultades podrían surgir del sectarismo.
El candidato debe estar conciente de que el esfuerzo que le dio el liderazgo de la oposición fue un esfuerzo unitario, de todos, y que sin el mantenimiento de las condiciones para que el clima unitario sea vivo y actuante es preciso derrotar la tentación sectaria.
De igual manera es de esperar que el compromiso unitario no será vulnerado por aquellos candidatos que no resulten seleccionados como el portavoz de todos. Los que no ganen son hoy figuras de alcance nacional y su contribución a la campaña será, sin duda invalorable. Muchas veces lo hemos dicho: la unidad es a largo plazo. Va mucho más allá del 12F y del 7 de Octubre.
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