¿Protegidas las empresas nacionalizadas?
En el torneo de trivialidades a que se dedican ahora los responsables oficialistas de la economía, destaca la afirmación de que las nacionalizaciones han protegido a las empresas en cuestión de los efectos de la crisis financiera. Se preguntaba El Gran Charlatán dónde estarían esas empresas de no haber sido nacionalizadas.
Pues estarían donde está el «riesgo-país» de Venezuela, superior el viernes pasado a los 1.300 puntos básicos, el más alto del continente; estarían también haciéndole compañía a los bonos de deuda venezolanos, cuyos precios se desplomaron hasta niveles de 60 y piquito por ciento, lo cual nos obliga a pagar intereses mucho mayores.
O sea, la crisis llegó ya y llegó bailando cha-cha-chá. Es cierto, sin embargo, que, por ahora, al no estar cotizando en la Bolsa de Nueva York, Cantv y Electricidad de Caracas no las ha arrastrado la caída de aquella. Pero, de lo que no ha podido protegerlas la nacionalización es de la corrupción y de la ineficiencia, que, como se sabe, marchan agarraditas de la mano.
Es increíble el poquísimo tiempo que tomó el deterioro de la Electricidad de Caracas. Ya pronto en la capital estaremos como en Ciudad Guayana, de apagón en apagón. O de alumbrón en alumbrón. Lo mismo puede decirse de Cantv. Para los que no lo vivieron, ya verán que es lo que significaba hablar por teléfono en este país hasta 1991, cuando la Cantv también era estatal.
En Sidor la marcha hacia el desastre es a galope tendido. Por cierto que si el gobierno tuviera un mínimo de sensatez, en estos tiempos de vacas flacas, debería dejar en veremos la adquisición del Banco de Venezuela, de Sidor y de Cemex, que todavía no se ha concretado. Eso son, por la medida chiquita, unos cinco mil millones de dólares, que el más elemental sentido común recomendaría mantener a buen recaudo. Además, esas compras son innecesarias. A la nación no le hace ninguna falta tener el control de tales empresas.
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