Provea y Cofavic, por Simón Boccanegra
La idea de conformar una Comisión de la Verdad para investigar la matanza del 11A ha ganado cuerpo en forma impresionante. Todo el mundo comprende que sólo una averiguación imparcial será creíble para todos los sectores. Pasar esta página, no dejar que este episodio desgraciado se transforme en un tumor que infecte toda la vida política futura en este país tan antagónicamente dividido, sólo será posible estableciendo la verdad y llevando a juicio a los responsables de lo acontecido. Esa comisión no debería surgir de un cuerpo tan político como el Parlamento. Su propia integración allí daría lugar, seguramente, a la comprensible negociación partidista. Quizás poner en manos de organizaciones de Derechos Humanos como Provea y Cofavic, cuya excelente reputación nadie pone en duda, las gestiones para conformar la comisión, sea un camino más fecundo. En este país tan polarizado, organizaciones como esas han logrado mantenerse por encima de la diatriba política contingente y han cumplido su rol específico con loable diligencia y objetividad. Nunca acusan sino exponen hechos. Tal vez puedan ellas encontrar más fácilmente que otras esa rara avis que es hoy un venezolano imparcial. Pedir ayuda a la OEA y a la Unión Europea tampoco debería descartarse. Pero hay que actuar rápido porque ya debe estar cerca algún escándalo que va a hacer pasar a segundo plano el 11A.