¿Qué es un muerto más?, por Teodoro Petkoff
Los hechos de la semana pasada en el túnel de La Cabrera y en San Juan de los Morros, protagonizados por grupos violentos afectos al oficialismo, y cuyo balance fue de seis heridos de bala y un muerto, no deben quedar como una simple estadística. La impunidad no debe arroparlos. TalCual ha realizado una investigación en la escena del crimen, cuyo primer capítulo se puede leer hoy en las páginas 4 y 5.
Un espeso velo de cinismo cubre lo ocurrido. Las víctimas serían las responsables de la violencia. El gobernador de Guárico y el ya famoso general Acosta Carle «explican» los acontecimientos como una confrontación entre partidarios y adversarios del gobierno, pero obviando el «insignificante» detalle de que grupos armados partidarios del gobierno trancaron tanto la autopista como la carretera del Guárico durante seis o siete horas, lo cual de por sí constituye un incalificable atropello contra la ciudadanía. Lo peor es que estuvieron acompañados de la complicidad de las autoridades respectivas, que sólo actuaron después que los disparos hechos por el malandraje «bolivariano» produjeron los heridos en un caso y el muerto en el otro. Es la misma impunidad que protege a los atacantes de la Alcaldía Metropolitana de Caracas y que distorsiona completamente las reglas de la vida civilizada. ¡Resulta que los victimarios se presentan como víctimas de la violencia policial! En el caso de La Cabrera, dos gandolas fueron atravesadas ante las bocas aragüeñas del túnel, bloqueando completamente el paso desde la temprana madrugada. La vigilancia de la autopista está a cargo de la Guardia Nacional, que tiene precisamente en ese túnel un comando de élite. La GN no hizo nada durante seis horas y permaneció imperturbable mientras los encapuchados disparaban contra los vehículos donde venían marchistas hacia Caracas. Cuando se presentó la Policía de Carabobo en el sitio, la GN salió de la catalepsia y entró en acción, pero contra la policía regional, uno de cuyos efectivos fue herido de un balazo.
Del lado de Aragua, vista la inactividad de la GN, fue la policía regional la que quitó las gandolas y detuvo a unas siete u ocho personas, que entregó al comando de la GN de La Cabrera. La escena de la detención fue filmada y, sin embargo, esas personas posteriormente se esfumaron y el general Acosta Carle, con un cinismo atómico sostiene que nunca hubo detenidos. Obviamente, se puede presumir que por orden suya fueron puestos en libertad.
En el caso del Guárico, la tranca de la carretera, desde la 1:30 de la madrugada, se produjo frente al Fuerte Conopoima, del Ejército, a pocas cuadras de la GN y sin la que la policía del estado hubiese hecho nada por impedir aquel abuso. Cuando el gobernador Manuitt explica los hechos pasa por encima de este detallito, que no podía sino conducir a un enfrentamiento apenas llegaran vehículos con marchistas que se dirigían a la capital. Es como si fuera normal trancar una carretera y como si los responsables de la violencia fueran precisamente las víctimas de ella. Informaciones recogidas por TalCual indican que el disparo que mató al señor Méndez provino de quienes bloqueaban el paso, y así parece haberlo confirmado la Fiscalía regional, lo cual explicaría la solicitud de destitución de la titular del cargo, hecha por el oficialismo guariqueño. Otra vida se perdió.
¿Esto va a quedar así?