Qué fue de tanto esplendor…, por Simón Boccanegra
Nuestra primera página es elocuente. Chávez, embojotado en la chaqueta tricolor, saluda a una larga fila de autobuses vacíos. Patético. Melancólico. El fulgor de otrora se esfumó. En la Plaza Caracas, una pequeña multitud a la cual le viene como anillo al dedo la calificación de «escuálida», esperaba por nuestro Johnnie Walker. Los jefes del MVR tienen un debate aritmético. Darío Vivas había prometido 100 mil personas. Juan Barreto, desmesurado como siempre, en un rapto de entusiasmo, estiró la cifra a 200 mil. Ernesto Alvarenga, pregunta, extrañado, que quién habló de 200 mil y en un intento de poner los pies en tierra afirma que allí había 50 mil representantes del soberano. Su cuenta es sencilla. Dice que eso es lo que cabe en la plaza. No, Ernesto, cuando en la plaza no están los buhoneros (que se negaron a ceder sus espacios), ni el canal 8 ocupa con sus camiones todo un costado, ni la tarima llena un cuarto de plaza, esta se llena, hasta la avenida Baralt, con unas 10 mil personas. En la avenida el tránsito era normal. Allí no había más de 5 o 6 mil y bastante apáticas, por cierto. Será porque ya han escuchado tantas veces el mismo discurso y los mismos chistes.