Que renuncien los dos, por Enrique Ochoa Antich
El que asegura respetar la Constitución pero la patea todos los días. Ése que desde su despacho miraflorino habla de democracia pero tiene en las cárceles a centenares de presos políticos.
Pero también el que simula presidir una república de fantasía, especie de país de los espejos… o de los espejismos, según se dijo en Macondo, y sanciona un fulano estatuto tan antidemocrático como el régimen del otro, y propone un mantra mágico que sólo funciona como truco de prestigitador, y dice no al diálogo ayer, sí hoy y tal vez mañana.
Quien se proclama presidente obrero pero es principal hambreador del pueblo, capitoste del peor gobierno de toda nuestra historia, cuya ineptitud, cuya corrupción y cuyo dogmatismo nos han traído hasta esta emergencia humanitaria, hasta esta catástrofe social sin parangón en siglo y medio.
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Y quien proclamó un «sí o sí» épico de una tal ayuda humanitaria para quedar en nada, quien sigue asegurando que el otro se va ya pero no ocurre, quien desde un puente dirigió la comedia bufa de un golpe que no fue entre cartuchos y plátanos.
Quien, a causa de sus políticas (o de sus no-políticas) públicas, llevará sobre su conciencia el padecimiento de cada familia que se acuesta sin comer, el dolor de cada madre de cada niño que muere de mengua en algún hospital de la patria, el agobio de los millones sin servicio eléctrico y sin agua, en fin, la desazón de un pueblo que ya no aguanta más.
Y quien reclama más y más sanciones a ver si matándonos a todos de hambre se cae el gobierno, quien comete la indignidad de rogar una intervención militar extranjera a despecho de los miles de jóvenes venezolanos que han de morir en la aventura, quien de hinojos cumple al pie de la letra el guión ordenado por su dirección política, el Departamento de Estado.
Que renuncien: éste que ofende y aquél que engaña
Ambos dos. Tal para cual.
Que renuncien ellos …y los ministros …y los otros diputados.
Que se deje hablar al pueblo convocado a referendo consultivo y así saber si mandata la relegitimación de todos los Poderes Públicos nacionales mediante elecciones generales.
A ver si así pasamos la página de estos 20 años de chavismo y anti-chavismo y vemos al futuro con nuevo espíritu, y reconciliándonos todos, reinstitucionalizamos, reconstitucionalizamos al Estado, y reconstruimos la base económica y la infraestructura y el tejido social del país.
Entonces, tal vez, nuestros hijos y los hijos de nuestros hijos puedan tener de nuevo legítimo derecho de residencia en ésta llamada alguna vez tierra de gracia
Que así sea.