#GuachimánElectoral | ¿Qué se pierde dejando de ir a votar en las parlamentarias?
La votación del chavismo se ha mantenido estable en las elecciones desde 2015. Sus victorias han sido gracias a la abstención de la mayoría opositora. Sin embargo, la oposición unida ha podido voltear el juego
Autor: Franz von Bergen
El 12 de agosto la Conferencia Episcopal Venezolana sorprendió a más de uno. Pocos días después de que la oposición mayoritaria anunciara que no participaría en las elecciones legislativas del 6 de diciembre, la Iglesia cuestionó abiertamente la decisión en un comunicado en el que señaló que “la participación masiva es necesaria”. El 2 de septiembre, el excandidato presidencial Henrique Capriles se unió a este posicionamiento.
¿Por qué los prelados y Capriles hacen este llamado de atención tan vehemente y se posicionan por primera vez en muchos años en contra de la postura de los dirigentes de la oposición mayoritaria? ¿Qué se pierde si se deja de votar en las próximas elecciones?
Anteriormente en el #GuachimánElectoral publicamos una proyección sobre los escenarios electorales con media y alta abstención opositora. Como es lógico, en ambas opciones el resultado de la contienda electoral es más favorable para el chavismo y en la última los partidos de la oposición minoritaria también sacan provecho.
En esta ocasión queremos proyectar lo que podría ocurrir si la oposición votara masivamente, aunque ya se decantaron por no asistir a la contienda electoral. Para ellos, analizamos los resultados de las elecciones parlamentarias de 2015, a la luz del nuevo método de repartición de escaños que planteó el CNE.
Victoria muy probable
En 2015 la votación a favor de la oposición fue tan masiva que este bloque consiguió ganar en 20 circuitos donde el Psuv, históricamente, vencía en promedio por más de 10 puntos de ventaja. El chavismo solo consiguió mantener los territorios muy rojos, donde ganaba hasta entonces por una media de más de 20 puntos.
Desde esas elecciones, mucha agua ha corrido debajo del puente, pero las preferencias políticas en la Venezuela polarizada se han mantenido bastante estables. El chavismo ha ganado elecciones, pero nunca con más de 6,2 millones de votos (su máximo histórico), muy cerca de los 5,6 millones que obtuvo en 2015.
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Ha vencido porque el voto que dio la victoria a la MUD en aquella ocasión se ha desmovilizado. Por ejemplo, el apoyo a la oposición pasó de 7,7 millones en 2015 a 5 millones en las regionales de 2017, comicios en los cuales algunos dirigentes llamaron a abstenerse.
En las encuestas, los números de autodefinición política son similares a los de 2015. En octubre de ese año, 17,6% se declaraba chavista y 45,6% opositor, según cifras de Datanálisis. En abril de 2019, 13% se seguía declarando oficialista y 40,3% de oposición.
Visto así, si la oposición al chavismo se movilizara completamente de forma unitaria, para el Psuv sería muy difícil conquistar una victoria con el aproximado de 6 millones de votos que viene acumulando en cada elección desde 2015.
Mayoría posible
Pero lo más importante es si la victoria en voto popular de la oposición se traduciría en una mayoría de escaños en la nueva Asamblea Nacional. Si proyectamos los resultados de las elecciones de 2015, todo parece indicar que sí.
67 de los 130 diputados a elegir en circuitos nominales, más de la mitad, se elegirían en territorios favorables a la oposición porque la MUD los ganó por 10 puntos o más en 2015.
Por el contrario, solo 12 diputados, menos del 10%, se repartirían en circunscripciones favorables al chavismo porque venció allí por más de 10 puntos en las últimas parlamentarias.
51 diputados nominales, el 39% restante, se escogerían en circuitos reñidos donde la diferencia entre oposición y Psuv fue menor a los 10 puntos porcentuales en 2015.
Según la nueva repartición del CNE, el 6 de diciembre se elegirán 144 diputados mediante listas. Si repartimos esas curules según la votación del 2015, la oposición mayoritaria obtendría 85 y el chavismo 59.
Para obtener la mayoría absoluta en la “nueva distribución” de la Asamblea Nacional, se necesitan sumar 139 escaños. Los opositores sobrepasarían ese número con 152, solo si ganan los territorios en donde vencieron en 2015 por más de 10 puntos.
¿Es posible la mayoría calificada?
Si se repitieran de forma exacta los resultados de 2015, la oposición no obtendría la mayoría calificada como en aquella ocasión. Esto ocurre porque el TSJ y el CNE decidieron aumentar los cargos a repartir por método proporcional (listas), lo que reduce la sobrerrepresentación que consiguió la MUD hace cinco años, y la misma que obtuvo el Psuv con la abstención opositora de 2005.
Con la nueva distribución, la oposición habría obtenido 184 parlamentarios contra 93 del chavismo. Para controlar la mayoría de dos tercios se necesitan 185 diputados.
En 2020 la oposición tendría que mejorar levemente la votación de 2015. Aquella vez conquistó 29 de los 51 parlamentarios que se reparten en circuitos que se podrían considerar reñidos. Ahora tendría que ganar 30 o 34, si se considera que los 3 diputados de representación indígena, que se llevó la MUD en 2015, podrían ser más difíciles de conquistar esta vez debido a los cambios anunciados por el CNE en su método de elección.
La mayoría calificada en esta proyección es factible gracias al triunfo rotundo que los números de 2015 hacen posible estados como Zulia. Esta entidad reparte 25 parlamentarios y la oposición se llevaría 20.
Este mismo estado es un buen ejemplo para demostrar cómo perjudica la abstención a la oposición mayoritaria: en el escenario de una abstención media, hecho en base a las elecciones regionales de 2017, los opositores todavía ganarían la entidad por casi 4 puntos porcentuales. Sin embargo, la repartición de escaños los perjudicaría y el chavismo se alzaría con 13 parlamentarios contra 12 opositores.
Algo similar, aunque menos notable, ocurriría en Nueva Esparta. Ganando el estado como en 2015 por 23 puntos, se llevarían 5 de 6 diputados. Si lo ganan por 4,5 puntos, como en 2017, quedarían empatados en la repartición de escaños.
¿Votar o no votar?
La oposición mayoritaria afirma que no se cumplen las condiciones para votar porque no existen los niveles de competitividad ni de vigilancia necesarios para garantizar que el resultado se respetará de forma integral.
Por esa misma razón ya se dejó de participar en las parlamentarias de 2005. Aunque la legitimidad de la Asamblea Nacional quedó cuestionada, en la práctica realizó su labor sin problemas, aprobando leyes habilitantes a Hugo Chávez y adelantando todos los trámites necesarios para reformar la Constitución, lo cual finalmente no fue posible porque en el referendo de 2007 se derrotó al chavismo.
En esta ocasión la comunidad internacional está más alerta ante la situación y ya ha puesto en tela de juicio la legitimidad de los comicios.