¿Qué se trae Inzulsa?, por Simón Boccanegra

Cómo estará de corroído el prestigio internacional de Chacumbele que Insulza acaba de expresar su incomodidad (más bien, su desacuerdo) con la Ley Habilitante que la Jaula de las Focas aprobó a toda mecha en sus estertores. Por venir de quien viene, el juicio no podía ser más severo. Pero, el punto es que Insulza no es un francotirador, que habla por su cuenta. El secretario general de la OEA no puede ir más allá de lo que los 34 gobiernos que integran el organismo están dispuestos a tolerarle en su actuación individual. Varias veces este minicronista ha alertado, ante los reclamos que le hacen a Insulza algunos impacientes, que ese señor no se gobierna y que es apenas el mandatario de la variopinta comunidad latino-caribeña. Tiene que hacer el rol de un equilibrista, sobre la cuerda floja de intereses tan disímiles como los que existen en la OEA. Por eso es que es importante la declaración de Insulza esta vez. Él no habría tirado esa parada, tan abiertamente crítica del gobierno venezolano, de no estar contando, por lo visto, con un telón de fondo en la OEA, creado por un grupo apreciable de gobiernos que parece haber perdido la paciencia con el Líder Máximo, y que quiere entrarle de una vez a un escrutinio sobre el comportamiento antidemocrático de aquel. De paso, los únicos aliados con los cuales cuenta Chacumbele están peor que este. Evo acaba de darse un fenomenal topetazo con su propio pueblo y su popularidad cayó en barrena; Cuba se está devolviendo de donde Chacu quiere ir; Nicaragua no cuenta y Ecuador cuida celosamente sus privilegiadas relaciones con el imperio. Cristina Kirchner se está pareciendo cada vez más a Isabelita Perón. Falta por ver cómo va a jugar sus cartas la señora Rousseff, quien enfrenta el pesado compromiso de sacudirse la tutela que Lula quiere ejercer. Como que viene un debate interesante en la OEA.