Quien con muchachos se acuesta…, por Simón Boccanegra
Mucha gente se pregunta por qué las FARC prometieron liberar a un niño que no tenían en su poder. Es que Marulanda no lo sabía y no tenía por qué saberlo. No es difícil imaginar cómo se desarrollaron las cosas. Marulanda le ofrece a Chávez tres rehenes o secuestrados.Viene hasta aquí uno de los capos de la pandilla, y cuadra con Chávez el «desagravio». Pero ocurre que los secuestrados están en otros parajes, bien lejos de la cueva de Marulanda. Cuando los custodios de las víctimas se enteran de que uno de los que van a ser liberados es Emmanuel, mandan una patrulla a la sede del «hermano Marulanda».»Patria, Socialismo o Muerte, comandante, permiso para hablarle».»Hable».»No tenemos el muchachito. Estorbaba mucho y lo entregamos a un orfanatorio en San José del Guaviare».»¡Carajo! Hay que recuperarlo», vocifera «Tirofijo». Al mismo tipo que le encargaron entregarlo le ordenan recuperarlo. Pero el hombre prefirió dejar al niño en su sitio y echarle el cuento al gobierno colombiano. No teniendo al niño, las FARC cancelaron la operación y dejaron colgado de la brocha a Chacumbele. Para terminar de cagarle la cara al gobierno «bolivariano», salieron a reconocer que en efecto el niñito recién aparecido es, ciertamente, Emmanuel, después que el infeliz de Nicolás Maduro había cuestionado la prueba de ADN porque los malucos colombianos no habían permitido la presencia de especialistas venezolanos. A Chacumbele habrá que recordarle el dicho:»quien con muchachos se acuesta, amanece…»