¿Quién podrá defendernos?, por Teodoro Petkoff
Rodríguez Chacín regresa a Interior y Justicia. Su anterior gestión, en 2002, fue demasiado breve como para saber qué tenía en la bola. Él mismo debe estar consciente de que no tiene buena imagen pública; sin embargo, hacerlo peor que Pedro Carreño es casi imposible, de modo que esta circunstancia sería un punto a su favor.
Asume el cargo cuando –después de nueve años de desidia y desaprensión oficial frente a esa grave calamidad que es la inseguridad ciudadana–, el gobierno, al menos en el discurso, reconoce que el país confronta un problema de dimensiones aterradoras. Se supone, pues, que RCh tiene como cometido principal hacer frente de manera eficiente a los horribles niveles que ha alcanzado la acción delictiva.
Tiene a mano un inestimable recurso a partir del cual comenzar a actuar: el Informe de la Comisión Nacional de Reforma Policial (Conarepol). El trabajo de esta comisión, creada a partir de la iniciativa de Jesse Chacón cuando ocupó la misma cartera, posteriormente descartado con mayúscula irresponsabilidad por Pedro Carreño, debería ser rescatado por RCh, si es que quiere, de verdad, meterle el pecho al asunto. La Conarepol elaboró un profundo y minucioso diagnóstico de la situación de los cuerpos policiales en el país y recomendó un paquete de políticas dirigidas a superar las carencias e insuficiencias de esos organismos, que, en el día a día, constituyen la primera trinchera en el combate al hampa.
En términos generales, la composición de los cuerpos policiales no obedece a ningún criterio técnico-científico de selección del personal. La formación y el entrenamiento que recibe éste son extremadamente precarios, en particular en las policías regionales y municipales. La Policía Judicial está completamente desbordada por las exigencias a que debe hacer frente. Sus recursos son pobres y escasos y al 90% de los delitos, sobre todo los homicidios, ni siquiera para cubrir las apariencias se les investiga. En el Informe Conarepol RCh puede encontrar ideas útiles y pertinentes para abordar este primer aspecto de su compromiso.
Las cárceles son la otra gran comarca por donde debe pasearse el nuevo ministro. Nada de lo que sobre esto se diga es exagerado. Es el horror en sus peores expresiones. Las cárceles son hoy parte del problema y no de las soluciones. En el Informe Conarepol hay también indicaciones útiles.
En fin, si de revisar y rectificar se trata, RCh, con sólo estudiar este Informe y apelar a la experiencia de varios de sus redactores, ganaría mucho. En ello podría estar la diferencia entre el éxito y el fracaso.
Eso sí, no nos salga RCh, por favor, con el mismo cuento de siempre: que va a sacar la GN a la calle.