¿Quién vende las armas a los delincuentes?
Bien, tal como este diario, entre otros, ha venido denunciando, los delincuentes, tanto los que están presos como los que andan por estos mundos de Dios matando gente, se surten de armas en circuitos ilegales manejados por policías y militares corruptos.
Lo afirma nada menos que el señor Pablo Fernández, secretario técnico de la Comisión Presidencial para el Control de Armas. Y lo dice porque esa comisión lo ha comprobado. Así que ya está claro. Es de suponer que esta gravísima denuncia, por provenir de quien proviene, no será un gesto platónico sino que tendrá consecuencias. Ya se sabe cómo funciona el mecanismo. Ahora hay que detectar y enjuiciar a los traficantes.
Lo de las armas en las cárceles no debe ser demasiado difícil de enfrentar porque el cuerpo militar que tiene presencia en ellas es la Guardia Nacional y ya bastante se ha dicho que son algunos de los integrantes de ésta los que manejan el negocito. Si se quiere pasar de los dichos a los hechos no hay un trecho muy largo que recorrer. Además, lo verificado por la Comisión Presidencial refuerza la necesidad de desmilitarizar la custodia de los penales, sacando de esa función a la Guardia Nacional, reforzando la custodia civil y descentralizando la administración penitenciaria, transfiriendo a las gobernaciones el control de los establecimientos carcelarios.
Por supuesto que desarmar a los presos es la parte relativamente más fácil del proceso, puesto que la masa principal de armas ilegalmente portadas la tiene la delincuencia común, que está en libertad. Sin embargo, si, tal como lo ha dicho Fernández, ya está identificado el modus operandi de los vendedores de armas, tampoco es cosa del otro mundo segar esa fuente de suministro de armas con un trabajo detectivesco que conduzca hacia esos policías y militares corruptos que la manejan. Manos a la obra.