Recado a Juan Barreto, por Simón Boccanegra
Estoy comenzando a entender por qué Chávez se la pasa, entre bromas y veras, anunciando la destitución de Juan Barreto y asignándole el «virreinato» de Los Roques, como hiciera el Quijote con Sancho Panza, a quien entregó el gobierno de la ínsula Barataria. Chávez debe tener alguna culebra con el gordo, porque de lo contrario no se explicaría tanto afán en ponerlo lejos de Caracas. Nunca lo menciona como posible gobernador. No creo que sea por lo incapaz que se ha mostrado. Eso a Chacumbele no le preocupa demasiado. Tiene tantos inútiles a su alrededor que uno más no hace mucho peso. Creo que la cosa viene por otro lado. Barreto se ha negado, hasta ahora, a reconocer una de las más brillantes emanaciones de la mente superior del gran capo: la recuperación del nombre indígena de la gran montaña tutelar de la ciudad de Caracas, esa que los españoles bautizaron con el nombre de una de sus ciudades, Ávila, y que Chacumbele quiere que sea denominada Guaraira Repano. Hasta en la Constitución, en gesto de suprema cursilería, lo consagró. Juan no se ha dado por aludido. La televisora que creó para la Alcaldía Metropolitana continúa exhibiendo, impertérritamente, como si el Padre del Pueblo no hubiera hablado, el nombre con el cual fue bautizada: «Ávila TV». Apresúrate, Juan, si no quieres ir a parar a Isla de Aves, a rebautizar tu canal: «Guaraira Repano TV». Quizás eso te permita continuar echándote palos en tierra firme.