Recibí los voluntarios; ahí le mando los mecates
Esto del PUS es un relajo de bandera. Recuerda la anécdota de los tiempos de Gómez, cuando un jefe civil envía los reclutados al cuartel, con una nota: “Le mando los voluntarios; devuélvame los mecates”. Puesto que no se han producido los ríos de compatriotas ansiosos de montarse en el autobús de la historia, los están montando a juro en las busetas de Juan Barreto -es decir, de la Alcaldía Metropolitana-, después de zanquearlos en los barrios, lista de “misiones” en mano, para que vayan a inscribirse en “el partido más democrático de la historia”. El domingo pasado, este minicronista pasaba por frente al Colegio Cervantes, en la avenida Andrés Bello, y pudo presenciar una buseta de las del gordo Barreto de la cual bajaban unos compatriotas con cara de fastidio, mientras otra partía rauda a buscar más inscritos voluntarios. El pobre Darío Vivas, a quien no se le puede negar que es un activista de verdad, anda todo afanado tratando de demostrar que es falso lo de las presiones a los empleados públicos para que se metan al PUS, pero le sale el loco Acosta Carles, en Carabobo, y le machorrea el esfuerzo. Dijo Acosta que sus empleados son libres de no entrar al partido pero que, “con mucho gusto les recibiré la renuncia el lunes”. En fin de cuentas, Darío, no te mates tanto; eso es lo mismo que dijo el Líder Máximo: “o entran al partido o se van del gobierno”. Es la línea.