¿Rectificación? No más callejones sin salida, por Omar Ávila
Twitter e Instagram: @OmarAvilaVzla
Esta semana escuchamos a Juan Guaidó ofrecer reunir a todas las fuerzas democráticas, para debatir las distintas visiones que tenemos la mayoría que nos oponemos a este régimen, planteamiento que desde Unidad Visión Venezuela hemos venido haciendo desde hace 2 años, y que este año lo hemos propuesto cada vez con mayor urgencia; ese Encuentro Nacional de la Oposición, en el que se pueda realinear a todos en una sola agenda.
Hoy quiero hacer un llamado de atención por tres razones fundamentales: En primer lugar, esa realineación no puede ser en torno a un nombre, en segundo lugar, la agenda no puede ser la misma que fracasó, y, en tercer lugar, no puede seguir siendo excluyente.
La unidad debe ser de propósitos, construida en colectivo, sin exclusiones, y no desde la visión de un sector que sigue demostrando no tener la voluntad política de reconocer que la estrategia planteada hasta ahora ha sido errada, que deben respetar la diversidad de pensamientos, que todos somos necesarios para poder salir del régimen, que no pueden seguir en el mismo chantaje del liderazgo de coyuntura.
No tiene sentido que siga al frente de la Asamblea Nacional, si no está dispuesto a rectificar sobre ese discurso populista, abstencionista y el denominado mantra. Ya basta, no más callejones sin salida. Por la unidad superior seguiremos alzando nuestra voz las veces que sea necesario.
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En fin, lo que queda de año debería servirnos a todos para meditar sobre el destino de nuestro país. Ha sido un año de muchos errores y pocos aciertos. Se ha dejado de lado la política por ir tras ilusiones, y con ello son cada vez más venezolanos decepcionados, desesperanzados, que siguen huyendo ante el desespero de una dirección política irresponsable, que sigue apostando por salidas inviables, y que, ante la falta de propuestas serias, concretas y realizables, no le queda otra que optar por descalificaciones hacia quienes tenemos una visión, una posición distinta a sus fantasías, llamándonos “traidores”, “cohabitadores”, etc.
Por cierto, hablando de «cohabitación», el que aprendió a «cohabitar» fue el régimen, con el dólar. Quien tenga sentido de la política sabe lo que quiere decir esto y sus implicaciones políticas. Mientras tanto el tema de la «cohabitación» política, es pura retórica chimba de los “radicales”, mayameros y de esa twitterzuela, que en nada se asemeja a lo que es la mayoría de nuestro país.
En definitiva, va a tocar, elecciones con Nicolás en el poder, y «cohabitar» si de verdad quieren llevar adelante ese proceso de cambio, que nos encamine hacia una transición. Es decir, o dejan la arrogancia a un lado, asumen su responsabilidad y le explican a su militancia, a las bases, a la gente común, que la única arma real que tenemos para combatir a este régimen es el voto, o de lo contrario, la Asamblea Nacional quedará en manos del régimen.
Quiero igualmente ratificar la urgencia de sensatez, de realismo y de unión para salir de esta tragedia, que no solo mantiene enterrada nuestra economía, sino también la política, y por lo tanto urge rescatarla pronto, para poder salir de esa fosa en la que hoy nos encontramos atrapados, en una crisis jamás antes vista en nuestra Venezuela.
Quiero finalizar dejando para la reflexión, un par de ejemplos de salidas políticas negociadas, resaltando por ahora dos elementos de dichos procesos de transición, por un lado, recordar que en Chile Augusto Pinochet no solo quedó al mando del ejército por 8 años, sino que además luego se le dio una senaduría vitalicia, además de amnistía a otros de su equipo.
El otro ejemplo es el de Nelson Mandela, que mantuvo de vicepresidente al presidente saliente del Partido Nacional, Frederik De Klert, en medio de ese proceso de negociación, de reconciliación nacional, en el que trabajó en la unificación de los partidos políticos, de las minorías étnica, porque la política es diálogo, no violencia.
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