Reglamento parlamentario de plastilina, por Simón Boccanegra
La declaración de Rangel, convalidando la designación de una comisión parlamentaria que “evalúe” el informe de la Comisión de Política Interior sobre Manuitt revela que se trata de una línea desde arriba. Al caso Manuitt hay que echarle tierra. Orden del jefe. Se puede apostar que esa comisión evaluadora hará una de estas dos cosas: 1) declarar que el informe de la Comisión de Política Interior (CPI) es una birria y que no debe ser presentado a la plenaria, con lo cual muere la investigación realizada; 2) darle largas al asunto hasta que perezca por consunción y el caso salga del radar mediático y político. ¿Por qué no se hizo lo reglamentario, que es llevar el informe de la CPI a la plenaria de la Asamblea, para que esta decidiera sobre el fondo del asunto? Obviamente porque le temen a ese debate por las cosas que pudieran salir al aire y como la institucionalidad chavista es de plastilina pues sencillamente lo liquidaron por la vía del atropello y la arbitrariedad. De este modo, la posibilidad de verificar si existe o no responsabilidad del gobernador en los gravísimos casos de violación de derechos humanos ocurridos en Guárico ha sido sacrificada por razones politiqueras, en el mezquino altar de las conveniencias partidistas. La “razón de Partido” por encima de la ciudadanía y sus derechos.