Réplica prometida, por Américo Martín
En diciembre de 1957 la resistencia rechazó el plebiscito articulado por Pérez Jiménez, pese a que en 1952 se había probado a sí misma la importancia de aprovechar elecciones filtradas en la hermética dictadura. ¿Incoherencia opositora? En realidad, reflejo de cambios en la relación de fuerzas y prueba de lo pernicioso que es atarse de por vida a consignas eternas, como si las realidades fueran inmutables.
Cuando el escrutinio preanunciaba el triunfo opositor, la dictadura lo revirtió con un zarpazo de tigre, no obstante aquella participación resultó positiva: cimentó la histórica unidad que en 1958 decretaría el fin de la dictadura. De aquellos polvos resultaron estos lodos.
¿Por qué no se repitió esa experiencia el 20 de mayo 2018? Fernando Mires, analista denso y comprometido hace suya la interrogante.
Invoca el rechazo al gobierno de Maduro por más de 70% de los electores, colosal mayoría capaz de sepultar bajo “un alud de votos” cualquier amago de fraude»
Pero -sigue Fernando- la MUD y el Frente Amplio prefirieron abstenerse quedándose sin política, salvo esperar una invasión militar foránea o confiarse a la “hipotética” comunidad internacional. El adjetivo va entre comillas para resaltar que la cita es textual. Confiaba en el impacto polarizador de confrontarse con la impopular candidatura gubernamental.
Creo resumir así los argumentos que movieron la política de esa tendencia opositora. ¿Decisión irracional? No lo creo ni tampoco que la motivaran escondidas perversidades. Asumieron esa política y se metieron a fondo en ella. En mi opinión, no obstante, incurrieron en tres errores.
- Sobreestimaron la capacidad de absorción de renuentes que acarrearía un llamado de la MUD a votar. En las recientes regionales fue eso lo que hizo la MUD sin éxito. Todavía el desencanto predominaba. Ese sentimiento se intensificó el 20M, lo que indujo al bien provisto candidato a dirigir las finanzas de Falcón, Francisco Rodríguez, a reconocerlo.
- Subestimaron a la comunidad internacional. A mí me sorprende gratamente su universal extensión e inédita profundidad. Ha aumentado la presión política y humanitaria. La zancadilla aplicada por el gobierno a la negociación de Santo Domingo fue irritante, notoriamente el adelanto unilateral de la fecha de las elecciones, tema que se discutía en ese momento. La respuesta fue fulgurante: el Grupo de Lima, la OEA, UE anunciaron que desconocerían las elecciones del 20M. Coincidían, Fernando, con la oposición. Imagínate que ésta respondiera al noble gesto, devolviéndose a la aventura inconsulta del gobierno, que adversó concitando la solidaridad que ahora perdería.
- Subestimaron la vocación fraudulenta del CNE, atento al precario padrón electoral de Falcón. ¿No habíamos repetido que más que en las máquinas el peligro estaba en las mesas? El fraude se materializó y su principal denunciante fue Henry. De haber asentido la unidad al llamado a decantarse a favor de Falcón, seguramente incrementarían las denuncias, pero dudosamente los votos tolerados. La de Henry fue valiente. Rebatió sin proponérselo infamantes acusaciones contra su honor, pero murió estrangulada por el ilegítimo TSJ.
La unidad goza del respaldo de muchos entre quienes, desde mi independencia, me cuento. Hay óptimas posibilidades para el liderazgo democrático siempre que aprenda de lo vivido y persevere en luchar por un cambio constitucional y de veras electoral. Tendrá que aprender el significado de la unidad de lo diverso, usar con inteligencia los recursos democráticos y sobreponer la Nación al ansioso interés banderizo.