Réplicas, por Simón Boccanegra
Los mercados financieros internacionales están reaccionando con sensibilidad sismográfica a las bolas que ruedan aquí. El martes pasado fue suficiente conque a la Alfombra Mágica la movieran de La Carlota a Maiquetía para que el precio de los bonos venezolanos se disparara. La bola fue que Chávez estaba huyendo. Ayer volvieron a subir los papeles venezolanos. La bola fue que Chávez se iba y no regresaba, que habían metido maletas de más en el avión, que el hombre iba llorando. Como el martes, al rato los precios volvieron a su nivel anterior. Este minicronista, para ver si acierta, piensa mal. Alguien podría estar haciendo un negoción. Contando con la volatilidad del clima político nacional, compra con el precio abajo, pone a rodar la bola, y vende con el precio arriba. Quién quita. Pero lo cierto del caso es que el país está cruzado por las bolas más extravagantes. Anoche, todavía a las once, me estaban llamando a la casa preguntándome, de ese modo críptico que tenemos los venezolanos de rodar bolas, que si «no había oído nada», que «si no está pasando nada». En el caso de los terremotos, los pequeños temblores posteriores son llamados «réplicas». Réplicas del 11A son las que estamos viviendo.