Represión, censura y tortura a periodistas fueron temas abordados en el ISOJ 2023
Periodistas de varios países que atraviesan inestabilidad política o militar contaron en el ISOJ 2023 organizado por el Centro Knight, cómo los afectó la represión contra los medios de comunicación por parte de sus gobiernos. La forma en que los regímenes atacan a la prensa independiente son similares en las naciones de varios continentes. Sin embargo, su lucha por seguir informando no se amilanan a pesar de estar en el exilio
La represión, censura, violencia y judicialización del periodismo han tenido que padecer medios independientes de países asiáticos, europeos y latinoamericanos, y cuya situación ignoran muchos ciudadanos en el mundo. Testimonios de periodistas presentes en el 24° Simposio Internacional de Periodismo Online (ISOJ 2023), un programa del Centro Knight para el Periodismo en las Américas, el pasado 14 de abril, dieron cuenta de los ataques que tuvieron que enfrentar al ejercer su profesión.
Periodistas que hoy se encuentran en el exilio debido a las amenazas de cárcel y otros quienes han sido expulsados contaron cómo han tratado de seguir informando desde donde se encuentran, pero que la vida como exiliado genera nuevos desafíos que los hace difícil continuar. Es por ello que desde la ciudad de Austin en Texas (EEUU) donde se realizó el ISOJ 2023, hicieron un llamado a los legisladores, organizaciones periodísticas y sin fines de lucro para encontrar fórmulas que permitan apoyar de forma sostenible a reporteros que se encuentran en esta situación.
En uno de los paneles moderado por Ann Marie Lipinski, curadora de la Fundación Nieman para el Periodismo en la Universidad de Harvard, se recordó que 70% de la prensa en el mundo está bloqueada o seriamente restringida, según el Índice Mundial de Libertad de Prensa 2021 de Reporteros sin Fronteras.
Lipinski aprovechó la oportunidad para hacer una reflexión y es que -a su juicio- «este no es un problema lejos de los Estados Unidos», el cual ocupa el puesto 42 en el Índice de Libertad de Prensa.
«Esta no es solo una historia sobre periodismo. Es una historia sobre el contagio y la recesión de nuestra democracia internacional», dijo Lipinski.
Lo que sí es un hecho es que miles de periodistas se encuentran encarcelados, han sido torturados de diversas formas o son objeto de juicios en su contra. En cada uno de sus países se han tomado casi las mismas medidas en contra de la prensa con diferentes grados de gravedad: entre ellos, los ataques verbales y físicos, la compra de medios por parte de empresarios afectos a los gobiernos o tomados por los propios regímenes, el bloqueo de medios digitales y la creación de leyes para judicializar a la profesión.
Afganistán: Huir como única opción
Fahim Abed, exreportero del New York Times en Afganistán, contó cómo tras la toma del poder por parte de los talibanes en agosto de 2021 obligó a cientos de periodistas y a sus familias a huir del país. Durante esos primeros meses en que aumentaba la presión de los talibanes, sus colegas fueron hostigados y fueron víctimas de tortura por cubrir la protesta de mujeres afganas.
«La presión de los talibanes fue enorme, detenían a los periodistas para interrogarlos. El grupo no aceptó la idea de la libertad de expresión y aprovechó todas las oportunidades para reprimir a los periodistas», dijo Abed.
Después de seis meses de gobierno talibán, vino una segunda ola de periodistas en ese país. Abed destacó que en el último año, 115 periodistas fueron arrestados, torturados o golpeados y cinco fueron asesinados. Mientras que 75% de los medios de comunicación afganos están cerrados o al borde del cierre, lo que hizo que muchos reporteros se hayan dedicado a otros trabajos y específicamente en la industria de servicios.
«Tengo colegas que decidieron renunciar al periodismo y dedicarse a ser panaderos por miedo a represalias. El mundo guarda silencio sobre Afganistán y el país ya no es un tema interesante para los principales medios de comunicación. Yo y muchos otros periodistas afganos perdimos su país y luego nuestras carreras», señaló.
Bangladesh: Ya no se cree en los medios
Sheikh Sabiha Alam, reportera de Prothom Alo, enfocó su testimonio en cómo se utilizaron leyes como la Ley de Seguridad Digital para acosar y presionar a los medios en su país. Explicó que la legislación del gobierno les otorga el control total de las informaciones. El medio en el que trabajaba Alam en Bangladesh fue hostigado por el gobierno por sus investigaciones sobre la desigualdad y la corrupción, al calificarlo como «enemigo del gobierno, la democracia y el pueblo».
Destacó que se hicieron más frecuentes los secuestros y arrestos contra periodistas, pero también contra sus familias, especialmente en el interior del país. «Los familiares de los periodistas prefieren que los arrestren antes de que los secuestren, porque al menos así saben dónde están». Al parecer, estos operativos son ejecutados por cuerpos policiales, pero éstos niegan su participación.
Debido a la Ley de Seguridad Digital, un total de 200 trabajadores de los medios entre columnistas y reporteros están bajo custodia y se encuentran en juicio. Igualmente, enfrentan leyes que permiten el «cierre legal» y la cancelación de editoriales. Se llegó incluso a prohibir a un periódico de oposición popular.
Según Reporteros Sin Fronteras, en 2018 la Comisión Reguladora de Telecomunicaciones de Bangladés bloqueó 54 plataformas web de noticias independientes.
Hay además constantes campañas de desprestigio contra los medios, los cuales en el pasado fueron un factor clave en la independencia de su país. Ahora, los periodistas que aún trabajan están bajo vigilancia permanente y los dueños de los medios se han vuelto progubernamentales.
«Nunca me había sentido tan deprimida como me siento ahora. Hemos perdido nuestra credibilidad en gran medida. La gente está retirando su confianza de los principales medios de comunicación y la está depositando en Facebook y otras plataformas de redes sociales», dijo Alam quien ha ejercido la profesión desde hace 17 años.
Camboya: Presos por informar
Bopha Phorn, periodista independiente radicada en Phnom Penh y primera becaria Nieman de Camboya, fue detenida, golpeada, amenazada e intinidada por su cobertura de la corrupción gubernamental y el tráfico ilícito. Señaló que los medios de noticias televisivos son de propiedad corporativa y no cubren la corrupción en el gobierno de Camboya, encabezado por el primer ministro Hun Sen.
En una emotiva presentación, Phorn recordó que el periódico para el que solía trabajar, el Cambodia Daily, tuvo que cerrar en 2017 luego de los ataques del gobierno. Al igual sucedió con otros periodistas independientes y salas de redacción, que cubrían temas como la corrupción y el abuso de poder, los cuales fueron cerrados a la fuerza y encarcelados sus trabajadores.
«Desde hace 21 años reporteo en Camboya. Me han golpeado, me han amenazado. El mensaje nos ha quedado muy claro: no publiques una nota contra tu gobierno y tu país. En Camboya estamos viviendo la muerte de la prensa libre», dijo entre lágrimas.
En Camboya han encarcelado a líderes opositores, representantes de organizaciones no gubernamentales y ahora a periodistas. Phorn relató que anteriomente «presentaban cargos falsos, pero ahora ni eso».
En su país, también los periodistas han tenido que dedicarse a otros oficios o aceptar trabajar en el gobierno, dijo Phorn quien al cierre de su discurso recibió una ovación de pie de la audiencia de ISOJ, pues afirmó que a pesar de las circunstancias «aún tenemos esperanzas de seguir y hacer periodismo».
Guatemala: El uso de la justicia para amedrentar
José Zamora, director de comunicaciones e impacto de Exile Content, presentó un caso que le llega muy cerca: el encarcelamiento de su padre, el también periodista José Rubén Zamora, quien lleva más de 200 días en prisión acusado de blanqueo de dinero, chantaje y tráfico de influencias en Guatemala.
«Han querido mostrar que el periodismo e un delito. Primero atacan al periodista en su libertad, luego a través de amenazas de muerte y ahora han ido perfeccionando el manual de represión», señaló Zamora.
Explicó que los periodistas son víctimas de «procedimientos penales arbitrarios o exilio» por informar sobre la corrupción y el comportamiento antidemocrático del gobierno. «Tienen años construyendo estas prácticas, han aumentado sus estrategias; antes eran detenciones y amenazas de muerte, ahora en su manual de represión practican el terrorismo fiscal con constantes auditorías y demandas para que los periodistas no se enfoquen en su trabajo. Usan el derecho penal y es muy eficaz en la censura y la autocensura».
El Periódico, un medio reconocido en Guatemala tuvo que reducirse significativamente para evitar más ataques del gobierno, pero aún publica en línea. Mientras que 25 periodistas se encuentran en el exilio.
«La persecución ha fortalecido los lazos entre periodistas de diferentes medios. El apoyo de la comunidad periodística y de todos me da esperanza», señaló.
Myanmar: La tortura
En Myanmar (Birmania) donde existe una dictadura militar desde 1988, la prensa ha sido fuertemente asediada. Es el segundo país en torturar más periodistas y ocupa el lugar 176 de los 180 países en el ranking sobre la libertad de prensa.
Danny Fenster, editor general de Frontier Myanmar, es becario Nieman en la Universidad de Harvard desde que fue expulsado de su país. Muchos de sus colegas han preferido huir a Tailandia.
Periodistas igualmente han sido encarcelados y hasta las fuentes «están aterrorizados» para hablar con los periodistas.
Desde Estados Unidos, Fenster estudia cómo los periodistas en su situación han seguido informando, por lo que considera que hay esperanza para los periodistas exiliados a través de un marco legal.
«Básicamente eres un refugiado una vez que sales de tu país. Necesitan apoyo financiero solo para mantenerse con vida y comer. Pero otro trabajo que creo que es realmente importante es que los académicos legales y representantes de derechos humanos puedan encontrar nuevos sistemas o vehículos legales para alguien que ahora es apátrida o que necesita una visa pero no tiene un empleador», dijo.
Nicaragua: Reporteros en el exilio
«Decir la verdad es un acto de resistencia contra la dictadura». «Nuestro trabajo no es activismo, sino de periodismo», fueron varias de las expresiones de Carlos Fernando Chamorro, fundador y editor del diario El Confidencial.
Chamorro se encuentra en Costa Rica exilado por segunda vez y para quien «el exilio ya no es una situación de emergencia, sino de seguridad». Ahora dirige su medio a través de un sitio web.
En Nicaragua hay una andanada de agresiones al periodismo, asesinatos y encarcelamiento de reporteros, además de censura y cierre forzoso de medios de comunicación. Cientos de periodistas, dueños de medios, líderes de oposición y hasta representantes de la iglesia católica se encuentran en el exilio y convertidos en apátridas al gobierno sandinista quitarles su nacionalidad.
Esto no ha amilanado a los periodistas nicaraguenses y para Chamorro han logrado innovar en las plataformas digitales para seguir informando, han utilizado hasta Facebook para llegar a una audiencia mayor. Pero también han aprendido a hacer periodismo colaborativo y buscar nuevos modelos de financiamiento.
«A pesar de todo, nunca dejamos de informar y transmitir. Ni un solo día. El presidente Daniel Ortega nunca ha podido silenciar al propio periodismo, y los medios siguen informando desde el exilio», afirmó.
Nigeria: Mueren los medios
Adefemi Akinsanya, corresponsal internacional y presentadora de Arise News, dijo que el periodismo «muere repentina o gradualmente» en su país. Como en otros países que atacan a la prensa desde el gobierno, los ataques, bloqueos, la prohibición de varios medios y el uso de las leyes para acosar también están presentes en Nigeria. Además, los periodistas sufren de muy bajos salarios, lo que los hace vulnerables a intercambiar historias favorables por dinero.
Akinsanya recordó que Nigeria ya se encontraba lidiando con su imagen cuando en 2020 se hizo viral la brutalidad policial en una manifestación, en la cual los militares abrieron fuego contra las personas. Luego los ataques a la prensa se hicieron más y más.
Relató como ella y su equipo reporteril fue hostigada en 2021 cuando cubrían justamente una protesta por el aniversario del tiroteo ocurrido un año antes. La policía nigeriana los detuvo y confiscó sus equipos, una medida condenada por el Comité para la Protección de los Periodistas.
«Cuando discutimos el estado del periodismo en Nigeria, puede que no haya mucho que recordar con orgullo. Sin duda, hay mucho que esperar con esperanza», recalcó.
Rusia: Acusados de agente extranjero
Olga Churakova, periodista independiente, ha sido calificada por el gobierno de Rusia como «una agente extranjera desde 2021 o enemiga de la comunidad». Tras la salida de su país, cofundó un podcast contra la guerra que se ha vuelto muy poplar.
Relató cómo al periodismo independiente también se le ha dificultado realizar su trabajo y especialmente desde la invasión de Rusia a Ucrania en 2022, cuando se ha incrementado la censura. Los reporteros ahora no pueden escribir ni mencionar la palabra «guerra» y son obligados por el gobierno a utilizar la frase «operación especial».
«Cuando comenzó la guerra a gran escala, todos tuvimos que abandonar el país. Nadie quiere mentir a sus lectores y oyentes», dijo Churakova.
Precisamente en Rusia, un reportero del Wall Street Journal, Evan Gershkovich, se encuentra detenido.
En Rusia han sido bloquados 10 mil sites, arrestados 34 periodistas más de 100 veces y, 500 de sus colegas han abandonado el país. Muchos como Churakova han encontrado fórmulas para continuar con sus reportajes desde fuera de las fronteras de su país. Pero eso trae también muchos desafíos.
«Trabajar en el exilio es muy difícil y es mejor estar preparado para ello. Aprendemos a cómo vivir en el exilio. Seguimos porque las personas están demandando información sobre la guerra. Pero no podemos continuar con donaciones, debemos diversificar nuestro financiamiento», apuntó.
Turquía: La compra de medios para censurar
Pinar Ersoy, editora de Estambul para el equipo de Monitoreo de Turquía de la BBC, señaló que la situación de la prensa en su país ha cambiado a medida que empresas progubernamentales han comprando medios de comunicación. «Los medios ahora son propiedad de gente del gobierno. Muchas veces los titulares son los mismos para apoyar al que manda. Hay pocos reportajes originales».
Explicó que las autoridades turcas emiten regularmente prohibiciones y multas por cualquier cobertura. «Los periodistas son hostigados y arrestados, y son más propensos al impacto de los problemas económicos, ya que la mayoría no está respaldado por grandes empresas».
Ersoy señaló que muchos de sus colegas han migrado hacia el mundo digital, pero el gobierno ahora se ha enficado en estos medios y los ha bloqueado si no tienen oficinas dentro del país.
Varios periódicos de la oposición se han vuelto populares, pero también los boletines, podcasts, sitios web de verificación de noticias y redes sociales, lo cual les ha permitido distribuir la información y llegar a más personas.
«En la última década hemos visto a decenas de periodistas migrar a plataformas en línea después de haber sido despedidos u obligados a renunciar. Algunos han armado operaciones de transmisión a gran escala, otros informan las noticias del día, la cobertura con entrevistas y análisis», contó.
Ucrania: La censura de la guerra
En Ucrania existe una situación particular: con la invasión rusa desde 2022, los medios en ese país se ha convertido en prensa de guerra, explicó Taras Prokopyshyn, editor y director ejecutivo de The Ukraines Media. «La guerra tiene numerosos desafíos, lo que hace que el trabajo sea mucho más difícil para los ucranianos. No hay publicidad ni suscripciones, algunos medios viven de la caridad».
Ucrania se encuentra bajo la ley marcial, lo que hace que los medios de comunicación se autocensuren mientras que el gobierno utiliza la televisión y las redes sociales para difundir los mensajes que prefiere. «Desde febrero de 2022 hubo un cambio en las reglas, ya que el gobierno controla la información». No obstante, se han incrementado los reportajes de investigación relacionados con los crímenes de guerra por parte de los rusos.
Pocas semanas después de la invasión rusa, los periodistas se vieron obligados a evacuar sus hogares y se refugiaron en sus lugares de trabajo.
«Hemos tenido que trabajar con poca luz, en medio de ataques contínuos, falta de sueño y con estres, lo que ha comenzado a afectar la salud mental de los periodistas», dijo Prokopyshyn.
Una de las situaciones más críticas es el ataque a los periodistas por parte de militares rusos cuando intentan cubrir la primera línea de la guerra. Destacó que 233 medios de comunicación han tenido que cerrar total o parcialmente a consecuencia de la guerra, 52 trabajadores de los medios han sido asesinados, ocho mientras informaban y 15 fueron sometidos a tortura por parte de militares rusos. «No se trata solo de defender a Ucrania, se trata de la libertad y la vida».
Contó con mucha tristeza el caso de un periodista amigo víctima de la guerra. «Mi colega tenía un sueño: lograr una foto que pudiera parar la guerra. Estuvo ocho meses desaparecido y se le encontró muerto, boca abajo, en un lugar en el que lo habían bombardeado y disparado».
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