República Bolivariana del pichache, por Juan Vicente Gómez
Autor: Juan Vicente Gómez
La exasperante escasez de efectivo en Venezuela es quizás la punta más visible del iceberg de irregularidades que caracterizan, junto a la hiperinflación, a la economía nacional en estos dos primeros meses de 2018.
La excusa oficial de que la falta de billetes era por el contrabando de extracción del papel moneda en estados fronterizos ha resultado una mentira de patas muy cortas cuando de pronto uno sale de compras en cualquier ciudad del país y contrasta los precios de los productos al pagar con débito o pagar con efectivo.
Este lunes, en Catia, constatamos que la Harina Pan “bachaqueada” a precio chin-chin costaba 60 mil bolívares, mientras que el precio casi se duplicaba a 110 mil, cuando se pagaba a través de dinero electrónico. Otros productos con mayor oferta, como por ejemplo los huevos, permitían observar la misma fluctuación, Bs 280 mil por el cartón si se paga en efectivo y de 500 mil hacia arriba si se cancela con tarjeta de débito.
Los buhoneros verbalizan la cosa de forma más sencilla: “te lo vendo por la mitad si me pagas con billetes”, una voz que deja en evidencia que la escasez de papel moneda ha llegado al extremo de volverlo un bien en sí mismo, un objeto negociable al doble de su valor cuando claramente hay suficientes postores dispuestos a comprarlo con ese sobreprecio.
La indolencia del gobierno y la poco o nula autonomía que ha tenido el Banco Central de Venezuela en materia de política monetaria son parte de los culpables de esta aberración. Ya en 2016, desde que Maduro anunció que saldría de circulación el billete de cien bolívares, era casi un hecho que la ampliación del cono monetario se quedaría chucuta para afrontar el futuro cercano.
El Diputado José Guerra exhortó entonces al BCV, de manera oficial y en representación de la Asamblea Nacional, para que emitiera billetes de mayor denominación, una petición que le entró por una oreja a Nelson Merentes y que ni siquiera sabemos si le salió por la otra. Mutis por el foro.
Banco Central se gastó una millonada mandando a imprimir un ñere-ñere parejo en 2016, billetaje que demoró todavía más tiempo en llegar al país y entrar en circulación, supuestamente porque el BCV le pagó tarde a las empresas que había contratado.
Quizás si esa tinta y ese papel se hubiesen usado para hacer billetes de mayor denominación no estaríamos ahorita “ordeñando” cajeros electrónicos a diestra y siniestra, o quizás nos estaríamos evitando las sopotocientas visitas a las taquillas de los bancos donde siguen pagando unos piches 10 mil bolívares de promedio.
La hiperinflación ya dejó rezagados a todos los billetes del cono monetario actual incluyendo al de 100 mil y ahora incluso se debaten con insistencia alternativas de reforma que incluyen dolarizar nuestra economía, tal como viene proponiendo Francisco Rodríguez, representante de la firma Torino Capital.
Ronald Balza, Decano de la Facultad de Economía de la UCAB, estima que la dolarización “no resolvería los problemas de base que subyacen en el asunto, el problema fiscal y el problema cambiario”, temas sobre los que el gobierno sistemáticamente ha metido la pata y sigue cometiendo errores.
Mientras tanto, ya se instrumentó esta semana un nuevo aumento en las tarifas del transporte suburbano a Caracas, otro viacrucis por el que deberán transitar a diario los incontables pasajeros que ahora requieren Bs 22 mil desde los Valles del Tuy, 20 mil desde Guarenas, 12.600 desde Los Teques o 9.000 desde Macuto. Ñapa: el billete de cien bolos que mandó a retirar Maduro hace más de dos años todavía está circulando, otra prueba tajante del tira y encoge mezclado con ineptitud que caracterizan a su gobierno.
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