Rescatar biodiversidad y falta de investigación: algunas deudas del país con los océanos
Proteger y estudiar la biodiversidad marina es crucial para que, como han dicho los expertos, el país pueda avanzar en cuanto a soberanía alimentaria. Pero lograrlo se hace cuesta arriba cuando está de por medio la falta de financiamiento para investigación científica de los océanos
El estudio de los océanos es fundamental. La ONU ha insistido en la importancia de utilizar los datos provenientes de esas investigaciones para salvarlos, pues absorben más del 90% del calor por el cambio climático. De hecho, de la biodiversidad que hay en ese ecosistema marino depende la salud del planeta y el bienestar social, ya que son la principal fuente de proteína para más de un tercio de la población mundial. En Venezuela, sin embargo, no se le da el interés debido y el financiamiento a las ciencias del mar o el rescate de la biodiversidad no está en la agenda.
En los últimos dos años 42.000 estudios, investigaciones y tesis de grado sobre la biodiversidad marina en Venezuela fueron digitalizados y ahora están disponibles en plataformas de acceso abierto, como el Sistema de Información de Biodiversidad Oceánica (OBIS) o el Sistema Global de Información sobre Biodiversidad (GBIF)—. Esto gracias a la labor que llevaron a cabo 15 investigadores del país para salvar la data recogida por otros cientos de investigadores y estudiantes, ya que se corre el riesgo de perderla para siempre en medio de los saqueos a bibliotecas universitarias e instituciones oceanográficas de donde se han borrado registros de especímenes y se han destruido datos históricos de los mares venezolanos.
«Esperamos que esto evite la pérdida de datos de biodiversidad irremplazables, pero también que comience a llenar los vacíos sobre la distribución y el estado de la biodiversidad marina en Venezuela. Esto facilitará la estimación de indicadores de biodiversidad nacionales y regionales y el progreso hacia metas acordadas internacionalmente», reseñó el portal web de esta iniciativa.
José Ramón Delgado, oceanógrafo y director de la Fundación Caribe Sur — que estuvo a la cabeza de ese proyecto de recuperación de información de nuestro océano—, dijo a TalCual que en él se involucraron aliados clave de la Escuela de Ciencias Aplicadas al Mar, de la Universidad Simón Bolívar, del Instituto de Zoología y Ecología Tropical, entre otros.
Profesionales de esas organizaciones fueron formados por la Comisión Oceanográfica Intergubernamental (COI) de la Unesco — el organismo de Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y La Cultura— y ahora podrán capacitar a investigadores nacionales para que puedan seguir replicando el trabajo de digitalización de información y, por tanto, fortalecer las bases de conocimiento sobre el medio marino en Venezuela.
«Esta iniciativa ha permitido la conformación de una red de colaboración entre organizaciones, organismos oficiales, instituciones e investigadores que trabajan en esta área», señaló el investigador Delgado, para quien es importante fomentar la investigación científica marina nacional.
Aunque este proyecto ya terminó, aún queda mucho por hacer en esta materia en el país, que alberga una variedad única y rica de biodiversidad marina. Recibieron una financiación de 38.638 euros mediante una subvención para la movilización de datos sobre biodiversidad otorgada por la Unión Europea y el GBIF, pero esta es una excepción a la norma.
«Después de la investigación espacial, la oceanografía es quizás lo más caro para desarrollar en Venezuela. Esperamos poder continuar en un futuro cercano pero, como todo, depende de financiamiento y en estos momentos en Venezuela financiar ciencias está como de último en la agenda; el mar está de último en todas las todas las agendas gubernamentales, lamentablemente (…) Las instituciones dedicadas a la investigación y a la docencia en Venezuela han sufrido una serie de ataques y de recortes presupuestarios presupuestarios, de fuga de cerebros que ha incidido mucho en las ciencias marinas», apuntó el experto en políticas oceánicas y gestión de zonas costeras.
El problema, o al menos parte de él, es que aquí no se cuenta ni con buques oceanográficos, utilizados para investigación científica en mares. En total eran dos, pero están ya «obsoletos», según Delgado, que contó que el Punta Brava lo tomó la Armada para administrarlo y ya no funciona. El otro, el buque Guaiquerí II, se hundió en el año 2020 por un proceso de «dragado del canal de entrada» y pertenecía a la Universidad de Oriente (UDO). Tenía 45 metros cuadrados en laboratorios y 47 más en la cubierta con dos plataformas laterales para muestreos.
También estaba dotado para albergar 25 investigadores por 15 días en alta mar y equipado para el estudio del plancton, Bentos y necton, a distintas profundidades. #LaUporelAmbiente
— Aula Abierta (@AulaAbiertaVE) December 4, 2020
«27 años de Ciencia y Patria en la Mar. No hay un acto de soberanía más contundente en el Mar, que la ejecución de investigaciones científicas. Venceremos..!», ese fue el último mensaje que se pineó en la cuenta oficial de Twitter de esa embarcación, que no da información desde hace tres años.
El Instituto Oceanográfico que había, el único de América Latina y el Caribe y asentado en el núcleo de Sucre de la Universidad de Oriente, quedó a la deriva luego de un asalto por parte de delincuentes. océanos
«No podemos pretender proteger el mar en nuestro territorio, que es donde está nuestra soberanía alimentaria, si no tenemos cómo conocerlo y sin investigación oceanográfica no puedes pretender que vas a proteger los recursos», resaltó el investigador de océanos.