Rizarrita y Diosdado pasados por bola, por Simón Boccanegra

Si el ministro Andrés Izarra tuviera un poco de dignidad lo menos que pudiera hacer es presentar su renuncia de inmediato, pero sabemos que eso no va a ocurrir. Rizarrita escribió el lunes en su cuenta de twitter, según dice la agencia AP, que Chacumbele no había viajado a Cuba y que todos los rumores que circularon los últimos días sobre el estado de salud de su jefe eran «una guerra sucia de la canalla». Pues bien, el Caporal llegó a Barinas y ante los rumores, según dijo, no le quedó más remedio que adelantar la información y confirmar que lo que decía «la canalla» era, en buena parte, cierto: estuvo en Cuba, se hizo los análisis y se tiene que operar otra vez. Rizarrita quedó como un tremendo bolsa, de nuevo. Pero no fue el único que habló sin saber lo que pasaba. Diosdado Cabello, el tercer hombre en la línea de mando, presidente de la Asamblea Nacional, también el lunes declaró que su jefe estaba como una pepa. Arremetió contra el colega Nelson Bocaranda Sardi, a quien señaló de desearle la muerte al Presidente y de estar pagado por alguien para difundir dichas informaciones.
Además agregó que Esteban daría «una sorpresita».
No dudamos que Diosdado quedó sorprendido. Este episodio confirma varias cosas sobre el gobierno de Chacumbele. Por un lado, la poca confianza que le tiene a su tren ministerial. El colmo es que su titular de Información no sepa dónde está su jefe ni en qué anda. Mejor se hubiera quedado mudo Rizarrita, pero el hombre no aprende o no quiere aceptar que su cargo es bastante decorativo. En el caso del diputado presidente, entendemos que hacia él la desconfianza sea mayor, pero debería tener alguna manera de saber dónde está Esteban y qué fue a hacer a La Habana antes de decir las tonterías que declaró. Por otro lado, que su gobierno es tan personalista que ni siquiera una materia como esta, de tan alto interés nacional, la debate con su gabinete. Mal andamos.