Roque Valero se salvó con un salto de talanquera
“Bendita eres, bendito el fruto que salió de tus mujeres, benditas manos que construyen los que quieren, aunque la lluvia de miseria tu corazón empape. Bendito orgullo que no permite que te quiten lo que es tuyo, con el trabajo tu consigues lo que quieres, aunque la lluvia de petróleo tus calles ya no rieguen”.
Lo anterior no forma parte de una plegaria religiosa, incorporada al catecismo católico, sino las estrofas de Ciudad bendita, la canción que catapultara en 2006 al cantautor Roque Valero, acompañando el éxito de la telenovela del mismo nombre transmitida por Venevisión.
Pero 10 años más tarde la historia sería otra. Sorprendiendo a propios y extraños que seguían sus ideales vertidos en las redes sociales, el joven artista resultara electo diputado suplente por el PSUV, completando así una repentina carrera política que se inició en 2013, tras la muerte de Hugo Chávez.
Digamos que para Roque Valero el salto de talanquera no adquirió la importancia que le asignó el oficialismo, porque su razón fue la de apoyar la candidatura de Nicolás Maduro, como parte del testamento que, como cruel castigo, el desaparecido “comandante eterno” le legó al país.
La incursión de Roque Valero en la política ha sido tan fugaz como sus apariciones en la Asamblea Nacional. En entrevista que le realizara VTV aseguró que su “arranque en la política” y su nueva preferencia partidista se venían cosechando años atrás, al sentir una “conexión” con el chavismo, apelando a que “los procesos mentales de cada quien son distintos”.
Nacido en Caracas el 31 de enero de 1974, Roque Valero Pérez, inició su carrera artística a los 7 años influenciado por su abuelo Manolo Pérez, afamado trompetista de la Billo’s Caracas Boys. En 1983 su familia se trasladó a Barquisimeto y fue allí donde tomó cursos de actuación e ingresó a la Orquesta Sinfónica Juvenil de Lara.
Para el joven Roque las clases de actuación rindieron fruto, al punto que en 2004 obtuvo el premio como mejor actor en el Festival de Gramado, en Brasil, el Sol de Oro (Soleil d’Or), al protagonizar con Edgar Ramírez, la película Punto y Raya, drama que narra las vivencias de un colombiano y un venezolano atascado en una zona de conflicto en medio de la frontera colombovenezolana.
Pero la televisión le tenía reservado también un espacio como actor y compositor, dos facetas que para nada le fueron difíciles desempeñar, y en 2006 asume su primer rol protagónico en la telenovela Ciudad bendita y debuta como cantante con el tema principal, canción que le incrementó su popularidad.
Cine, televisión y radio fueron así las plataformas que le dieron a conocer definitivamente a Roque Valero; pero, pese a esta oportunidad que muy pocos logran, el artista luego de revelar su militancia revolucionaria, aprovechó para cuestionar que en Venezuela los actores se encuentran desamparados pues “las condiciones del trabajo no permiten la posibilidad de generar derechos laborales como cualquier otro trabajador”.
Roque Valero ha sido uno de los artistas nacionales más polémicos en las redes sociales en los últimos años y no precisamente por sus nuevas producciones, sino por sus vínculos con el Gobierno que le han valido más de una crítica y denuncias, de las cuales ha respondido a alguna con molestia y de otra asegura ha respetado.
No obstante, su cuenta personal en Twitter le ha jugado más de una mala pasada, desde donde ha mostrado una conducta defensiva al tomarse la delicadeza de responder cada uno de los tuits de quienes critican su “salto de talanquera”, una jugada que le ha sido favorable al colocar su nombre como tendencia privilegiada en varias ocasiones.
Una de esas polémicas que avivaron las redes sociales, y en la que Roque Valero se vio involucrado de manera tormentosa ocurrió tras su representación del Libertador en “Bolívar, el hombre de las dificultades”, dirigida por Luis Alberto Lamata. Entonces se dijo que Valero se había prestado a reforzar la “manipulación” del Gobierno de convertir a Simón Bolívar en “instrumento mediático” asociado al chavismo.
Por cierto, el estreno de esta película coincidió ese mismo año con la cinta “Libertador”, de Alberto Arvelo, lo que motivó una viva polémica inspirada por Roque Valero que descalificó esta versión protagonizada por su antiguo amigo Edgar Ramírez. De modo que mientras algunos sectores reconocían los méritos actorales de Edgar Ramírez, de Roque Valero decían que su rol en la obra de Lamata había sido un premio del Gobierno, por su conversión al oficialismo.
Ahora, cuando el escenario de la política se ha trasladado de Miraflores a la Asamblea Nacional, no aparece el actor Roque Valero. Ni sus canciones ni sus discursos políticos ni sus bravatas por Twitter ni el histrionismo propio de su antigua profesión. Solo queda en las líneas imprecisas del tiempo, como reclamo para sí mismo, aquella estrofa de la Ciudad bendita que lo llevó a la fama y que ahora le recuerda que…
“…entre tu gente va creciendo esa sonrisa que está luchando contra el tiempo y la avaricia en las promesas de cobardes que te quieren ultrajar…»
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