Rumbo a un fin de ciclo, por Gregorio Salazar
Twitter: @goyosalazar
Sin mayores sorpresas se cumplieron los designios de Nicolás Maduro para la directiva del Consejo Nacional Electoral (CNE) y ya tenemos a Elvis Amoroso instalado al frente de ese ente comicial, después de dejar como principal legado institucional en su paso por la Contraloría General la inconstitucional inhabilitación de precandidatos de la oposición.
A nadie agarró desprevenido la elección del versátil funcionario, fiel adherente de la cúpula revolucionaria, de la cual puede considerarse integrante del segundo círculo del poder. Parlamentario, contralor, ahora rector electoral, que también sabe inspirarse musicalmente para tocarle el saxofón a Maduro, como ha difundido por sus redes. Y en eso dejar ver el ascendiente de su patronímico Elvis, que es por todo respecto artístico.
Fue el precandidato César Pérez Vivas el primero en advertir que Amoroso presidiría el CNE. Y lo decía por un razonamiento lógico y elemental: Amoroso no iba a dejar su cargo de Contralor para presentarse como soldado raso a competir, a riesgo de una derrota, por un puesto en la directiva del CNE. Él y quienes lo propusieron iban jugando sobre seguro.
Que alguien que en un cargo previo haya inhabilitado ilegalmente candidatos pase luego a encabezar el ente que tiene como mandato constitucional garantizar el derecho de la población a unas elecciones justas y transparentes, es un contrasentido con pocos o ningún antecedente en el mundo, pero para los venezolanos no constituye algo disruptivo.
Y esto último resulta lo más interesante y positivo. Ya no cabe argucia ni ventajismo que saque de la mira de la gran mayoría de los venezolanos la decisión de votar masivamente. Los sondeos de opinión lo dicen claramente. La intención del voto hacia las primarias, inicialmente, y luego hacia las presidenciales va creciendo de manera sostenida.
Ha sido el partido Un Nuevo Tiempo, cuyo líder máximo Manuel Rosales no participará de las primarias, quien rápidamente puso el acento en señalar que la composición de tres miembros del oficialismo y dos de la oposición en la directiva del CNE es la misma con la cual se logró una victoria en las elecciones parlamentarias en «por abrumadora mayoría».
«Tenemos los votos y las estructuras para defender en las mesas el triunfo. En Un Nuevo Tiempo apostamos a la honorabilidad y alta formación en materia electoral de Aimé Nogal y Juan Carlos Delpino», dice el comunicado en el cual también se llama a «redoblar el trabajo unitario que nos dio victorias como la del 2015».
*Lea también: Machado: Un CNE plegado al régimen será otra de las barreras que vamos a derribar
Importante señal que el partido del gobernador Rosales, a quien algunos sectores le han cuestionado los gestos de acercamiento a Maduro cuando visitó recientemente a Maracaibo, afirme con claridad meridiana: «El régimen está en su peor momento y lo vamos a derrotar contundentemente en las próximas elecciones. ¡Que se preparen porque, hagan lo que hagan, les vamos a ganar el 2024».
Sin duda, la elección de Amoroso envía un claro mensaje a María Corina Machado. Para ser rehabilitada políticamente alguien tendría que pasar por encima de la decisión previamente dictada por quien ahora es el máximo representante del poder electoral. Ella ha calificado la elección del nuevo CNE como «una de las tantas barreras que tenemos que derrotar». Su reto verdadero es que no se desvanezca el importante capital político que ha acumulado y que la mantiene liderando holgadamente las encuestas. Capital necesario para ella y el resto de la oposición.
Ya era difícil para cualquiera superar la desconfianza que generaba una funcionaria como Tibisay Lucena al frente del CNE. No había nadie mejor que ella para alejar de las urnas de votación a la población, a lo que también contribuyeron los llamados a la abstención de la dirigencia opositora. Ese cuadro ha cambiado. Los venezolanos han asumido vitalmente la aspiración y la necesidad de cambio y ha escogido una ruta: unidad y voto. Frente a esto no habrá espantavoto que pueda. Venezuela se acerca a un fin de ciclo y son inmensas las posibilidades de concretarlo.
Gregorio Salazar es periodista. Exsecretario general del SNTP.
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