Sarkozy pagó caro sus payaserías, por Simón Boccanegra
A quien en Francia ya comparan con Chávez, el señor Nicolás Sarkozy, ha logrado la hazaña de despilfarrar un enorme capital político en apenas nueve meses. Condujo a su partido y a la dercha, en general, a una derrota aplastante en las recientes elecciones regionales y municipales. El Chacumbele galo trató de disimular el alcance de la derrota arguyendo que no estaba en juego la política nacional. Consuelo de tontos. Él mismo se encargó de dar ese carácter a comicios que de ordinario tienen más que ver con lo local. Los franceses le pasaron una gruesa factura, tanto más pesada porque lo hicieron a través de un partido en crisis, el Socialista, que desde su derrota en la elección presidencial, está sumido en una amarga querella interna y por el cual, hasta que Sarkó empezó a meter la pata nadie daba medio euro. Pero el ultraje infligido al pueblo francés por el payaso del Elíseo ha sido de tal magnitud que los electores han preferido votar los socialistas antes que refrendar la victoria presidencial de quien los ha defraudado de manera tan escandalosa. La cosa llegó a tanto que los candidatos de la derecha, que antes se morían por fotografiarse con Sarkozy, esta vez solicitaron explícitamente que el presidente no se mostrara en la campaña y viejos afiches en los cuales lo mostraban junto a candidatos locales, fueron afanosamente destruidos. Más aún, para la ceremonia de homenaje al último soldado francés sobreviviente de la Primera Guerra, fallecido en estos días, se pidió discretamente al presidente que no se hiciera acompañar por la inefable Carla Bruni. Sic transit gloria mundi. El poder enferma. Si lo sabremos aquí.