¿Se acabó la democracia? Por Eloy Torres Román
@eloicito
No pretendo abusar de mi condición de profesor para opinar acerca de algunos temas, los cuales trato con la timidez que me permiten mis relativamente escasos conocimientos; simplemente trato de comprender el mundo, pero, sin denigrar de quien emite una opinión distinta a la mía. La vehemencia es buena, mas prefiero la frialdad del análisis.
Decía que no quiero abusar de esta inclinación pedagógica, mas, tenemos sobre la mesa un elemento que pareciera no es observado. La democracia muere. La venezolana comenzó a morir cuando erróneamente abrazó la figura tenebrosamente dañina y mesiánica que surgió un fatídico 4 de febrero de 1992. Esa figura, inexplicablemente ensalzada, por los notables, eternos pensadores e individuos inescrupulosos que vieron su oportunidad de apropiarse de la vida del venezolano.
Hoy, lamentablemente, Venezuela es propiedad privada de una nomenclatura antidemocrática, intolerante, sanguinaria, inescrupulosa y falta de ideas; esto último, por ser un cardumen de individuos huérfanos de éstas. Ella no funciona y para completar el cuadro dantesco que sufre el país, ha sido vendida a intereses insularmente caribeños.
La democracia muere. En nuestro país está muy grave y el mundo se contagia de ese nefasto virus que la hace sucumbir paulatinamente. Éste, se propaga y no se hace nada. Hay una indefensión generalizada. La democracia experimenta un acoso y puede morir en manos de quienes se han beneficiado de ella.
El concepto “Democracia” proviene del griego. Su raíz etimológica indica que “DEMOS” significa “pueblo” y “KRATOS” poder. Poder del pueblo; éste, representaba el cúmulo de las primeras formas democráticas de organización social en la Grecia antigua; lo que politológicamente es vista como la organización social en la que el ciudadano puede decidir lo dirige, por encima de las individualidades.
Históricamente, nos hemos topado con esta ponderación, incluso en la contemporaneidad. A pesar que esa definición encierra contradicciones, pues no aparece claro el elemento: ¿Quién es el conducido y quién debe hacerlo? Es la gran pregunta.
En tal sentido creemos que la democracia, como sistema de instituciones y relaciones, ubica al ciudadano en la postura de ser actor de su suerte. La democracia, sería la forma de organización y dirección política de la sociedad en manos de los que están en el poder y quienes están obligados a consultar con los ciudadanos para tomar en cuenta su voluntad, intereses y sus aspiraciones de progreso, como ciudadanos.
Insistimos, es la forma, de organización política de la sociedad que supone la existencia de dos partes: los dirigentes y los dirigidos. Históricamente hablando tenemos y en eso la experiencia nos indica: los dirigentes de la sociedad deben representar los valores e intereses de todos sus ciudadanos. Es la voluntad de éstos, la que debe respetarse, que no la de un individuo solitario y mesiánico, junto a sus conmilitones. La sociedad debe basar su organización política democrática en un liderazgo y éste, debe respetar, a partir de sus condiciones históricas y culturales, determinadas reglas de juego. Son los principios básicos de convivencia. Cada país los debe observar y estos elementos serían:
A) El marco legal y una Constitución, que establezca derechos y deberes, para respetar las libertades fundamentales del hombre, igualdad de derechos de todos los ciudadanos, especialmente para pensar y organizar libremente su opción política, en aras de mostrar sus posiciones sobre los diversos temas relacionados con la forma de organizar a la sociedad e incluso para escoger al liderazgo con las garantías legales de por medio como derechos inalienables a ejercer libremente;
B) La real existencia de un Estado, verdaderamente capaz de proporcionar, particularmente, en cuanto a organización política, la seguridad de la separación de los poderes para evitar un desenlace totalitario; donde un solo poder, en este caso el ejecutivo, es juez y parte y el cual, a lo sumo, construye una mascarada para dar la impresión de respetar la “separación” de los poderes, a fin de entronizar una dictadura política. Esto obliga a la real presencia de un mecanismo electoral independiente que garantice esos citados derechos, mediante el respeto de una votación no condicionada por los deseos del poder central, sino dependiendo, en sus características, que el ciudadano, pueda ejercer libremente su derecho al voto.
C) La garantía a un régimen plural, políticamente hablando, con organizaciones libres y voluntarias. Éstos, los partidos políticos y organizaciones sociales deberán actuar libre e independientemente del poder del Estado. El pluralismo político es clave en el ejercicio de la práctica democrática. Es la oportunidad para cambiar las cosas y a quienes no sirven, ni cumplen con los valores que esa democracia ha establecido en su texto constitucional.
D) la presencia de unos medios de comunicación social libres e independientes son claves e importantes. Éstos, como elementos críticos de la acción humana, particularmente en el ejercicio de la gestión estatal, deben estar presentes para cumplir con su papel de vocero de la angustia por el buen desenvolvimiento de los asuntos del Estado. Para ello, los medios de comunicación en nuestra actual realidad, sirven de contrapeso a las versiones oficiales y siempre sufren el acoso del poder que busca censurar a éstos. Ellos no son independientes ni neutrales, pero sirven de medio de expresión (es su deber) para que el ciudadano exprese su opinión libremente.
El mundo ha cambiado. Al parecer vamos a una modificación de las reglas del juego, por unas, un tanto sui generis, y el siglo XXI, es escenario para el florecimiento de todo tipo de bicho uña en el rabo, cuyas características apuntan asemejarse a un Hitler o Mussolini. No es nuestra intención banalizar la discusión, al señalar solo a estos genios del mal, y no nombrar otro, léase Stalin. No lo menciono, pues los otros llegaron al poder medio del voto; éste, no. Creo, vamos abiertamente hacia un proceso de debilitamiento de la democracia, incluso en los EEUU.
El caso venezolano ha llegado a unos extremos muy graves. La civilidad que edificamos durante 40 años fue destruida de golpe, repetimos, en una fatídica madrugada de un 4 de febrero de 1992. Desde allí comenzó toda la desgracia del país. Entonces, los “Notables”, aprovecharon esa oportunidad para “vengarse” por su salida del poder en un 18 de octubre de 1945 y se dedicaron a alimentar, con sus eternas prédicas, esa salida violenta de 1992, como la solución y acabar con el régimen que surgió en octubre de 1945. Todavía hay quienes, señalan olímpicamente que la democracia que emergió en 1945 fue la señal para que en Venezuela, se entronizara la idea del permanente golpe militar. Es totalmente falso como una muestra de ignorancia de la historia señalar tal juicio.
Ese régimen que surgió entonces propició una constituyente para que los ciudadanos escogieran su rumbo. Posteriormente, se impuso una dictadura militar que duró 10 años. Tras esos años las mismas fuerzas que emergieron en 1945, retomaron el poder en 1958 e institucionalizaron la democracia que se mantuvo durante 40 años, hasta que fue barrida en 1992 por unos chafarotes, estimulados por esa jauría de Notables. Hay que destacar que muchos de ellos, nostálgicos “viudos” de ese periodo que fue barrido históricamente, ocuparon cargos durante el período civilista. Fueron, incluso Ministros de Relaciones Exteriores, Interiores, Justicia, Viceministros, Embajadores, diputados, senadores y ocuparon otras funciones.
Cuando surgió de golpe el hombre del “Por ahora” no faltó la batería de loas a éste. Se trataba del hombre fuerte que permanecía “escondido” en el subconsciente del venezolano. Siempre buscamos un Mesías para que nos resuelva los problemas. Los Notables no olvidan ni aprenden. Se comportan cual Borbones tropicales y no quieren reconocer que la historia cambia. Ello, es extendido a la vieja cancillería. Muchos de sus Embajadores todavía mantienen vivo ese modo de relacionarse con la política y la gestión pública. No quieren ver que el mundo cambia.
La política, el arte, la educación y la economía, entre otros, muestran destellos cada vez más fuertes de un quiebre del modelo rentista. Este se inició en 1981, cuando el petróleo comenzó a observar poco dinamismo en las relaciones económicas internacionales y dejaba de ser el factor dominante en la economía. Había que buscar nuevos retos para insertarnos en la economía global y favorecernos de ese avasallante proceso.
El sistema político requería reformas. Se planteó hacerlo y se creó una Comisión presidencial para hacerlo. Años más tarde, fue posible, gracias a la audacia y valentía de C.A.P. quien se lanzó a la tarea de reformar al Estado, incluso en contra de la opinión de algunos miembros de su partido que no asimilaba los cambios requeridos. El país menos. Los Notables alimentaron la mendacidad. Fueron los primeros, quienes con prédicas santurronas, basadas en hacer política con la moral, se lanzaron a socavar las bases legítimas del gobierno y ello produjo que la democracia comenzara verse cual perro muerto en la calle.
Vino el 4 de febrero y lo demás es historia, como dicen los americanos. Hoy en día el país está en manos de unos ignaros, bárbaros, ignorantes, en el buen sentido del término, asesinos y violadores de los Derechos humanos; luego, traidores a la patria, por abandonar la defensa del territorio nacional (Esequibo, por ejemplo) y ceder la titularidad de nuestras decisiones de Estado a un país caribeño. La democracia venezolana se ha convertido en un pestilente animal muerto que nadie quiere recoger, por su mal olor.
El mundo está al revés, como apuntaba Galeano a quien citamos en paráfrasis. No necesitamos hacer, como Alicia, quien ingresó a un espejo y vio al mundo al revés, sino que es suficiente con asomarnos a la ventana para constatarlo. La política en manos de ignaros, aprovechadores de oficio, farsantes (y no es que los políticos no mientan) e inescrupulosos, buscadores de centrimetraje mediático, todos ellos generan desencanto por la política. Los que gobiernan son peores. Desde Trump, pasando por Duterte, el dictador filipino y concluyendo con el intérprete del idioma de los pajaritos y tocador de la conga; sin menospreciar al hombre de pelo largo e ideas cortas que acecha a la España que no se adapta a los éxitos y benéficas condiciones alcanzadas, tras enterrar a los más de 900.000 muertos que produjo su guerra civil (1936-1939) Hoy, los medios de comunicación social son víctimas del acoso, incluso en los EEUU. Fin de mundo, el poder en su más vulgar expresión.
Recordamos la novela “El jardín de los Finzi- Contini” de Giorgio Bassani. Ésta, describe la vida de los judíos en Italia y su mundo burgués bajo la dominación del fascismo y su Condotiero principal, el dictador Mussolini. Esas páginas observan el ahorcamiento del cuello de los judíos. La legalidad se desvaneció, pues el lazo constrictor fue, cada vez más fuerte. Las primeras víctimas, por supuesto, los de mayor refinamiento. Eran envidiados por su elegancia y confort. Algunos de ellos, “por “viveza” se inscribieron en el partido gobernante. En tanto que los miembros de esa noble familia judía se encerró en su claustro familiar a degustar las mieles de su dinero. Esa ceguera no sirvió para nada. Ellos, pareciera, dormían un sueño largo y profundo. Despertaron cuando se encontraron en la oscuridad de los calabozos del fascismo. Muy tarde. La vanidad, la soberbia enceguecen y no permiten ver el peligro. Ello se comprende cuando es demasiado tarde. Una tremenda moraleja.
Estamos ante un creciente drama. La democracia y sus valores no son defendidas. Todo es pragmatismo y aprovechamiento de recursos. América latina y muchos de sus gobiernos cerraron sus ojos ante el desmadre venezolano. Hoy, algunos políticos surgen para revitalizar, no la democracia, sino una postura nacionalista. Esa especie excluyente; pues, para unos, ella es buena, para otros es mala. Es como si se dijera, es una especie de Dr.Jekyll y el otro Mr. Hyde. Brasil, Argentina, Ecuador, Perú, Chile son ejemplos. Marcan distancia con el régimen de Venezuela, pues éste ha acrecentado sus problemas. Washington fija una postura contra el régimen venezolano y acusa a la OEA de cómplice por cerrar sus ojos ante tanto desbarajuste que hacía el finado dictador y cuya obra la continuó su heredero. Hoy el fracaso de esta franquicia es pretexto para la postura actual de éstos, frente a Venezuela.
La historia siempre sale a socorrer a quienes no la conocen para no repetir los errores; por supuesto, en caso lo comprendan. Ese empeño en denostar de un poder judicial independiente, sin base alguna es contraproducente. La justicia para que sea justa debe ser independiente del poder ejecutivo. Hay que ser riguroso con la historia. Ella, mezclada con la mitología no ayuda. Hay serios peligros que se pueden y deben evitar. Lo que sufrimos, nunca pensamos que lo podíamos experimentar. Venezuela es emblemáticamente enferma de una ausencia de democracia, pues está muerta. En su lugar lo que tenemos es una dictadura bajo los signos de los tiempos. Ella no responde a patrones ideológicos, a pesar de basarse en una ideología. Pero, no. Nada de ello. Hoy, tenemos un régimen forajido, convertido en un Estado fallido.
No sirvió de nada que dijésemos: el ciudadano venezolano, ama la libertad y la democracia. Como tampoco lo fue: “nuestras instituciones son fuertes”” o “somos un pueblo civilizado para caer tan bajo”. Bueno, la muy culta Alemania, cayó tan bajo que todavía resuenan los ecos de las bombas que cayeron en su suelo en 1945. Hay que decirlo también, la mezquindad política daña con sus actitudes. En esa Alemania misma, se construyó el monumento más grande a la miseria política. Los radicales, comunistas y socialdemócratas alemanes, jamás se quisieron poner de acuerdo para frenar a Hitler. La República de Weimar nunca fue defendida y el resultado está sobre los textos de historia y en la mentalidad de aquellos sobrevivientes, ancianos todos y quienes con su envejecida mirada pretenden decir a todos los pueblos del mundo: Unidad frente al peligro de perder la democracia.
Venezuela debe ver esos detalles históricos. Hay que pasar por encima de las mezquindades y acelerar la unidad para acabar con este régimen, que no con ellos físicamente, como si, pretenden algunos de ellos. No. Lo que importa es fortalecer el espíritu democrático. Éste, está amenazado en lo nacional y en lo internacional. Podemos salir de este régimen, solo con una unidad. Hay que dejar los egos y las actitudes mesiánicas, expresadas en algunos hombres, pero también en mujeres que no ven que la democracia es más importante que su vanidad. La democracia, la debemos revivir, pues está muerta. Ella en el mundo vive su drama que muere también. Nuestro ejemplo lo puede ayudar. Esperemos no sea tan tarde.