Se agudiza la crisis en las empresas expropiadas
Autor: Mayela Armas
El 8 de enero de 2007 el ex presidente Hugo Chávez Frías dijo que «todo aquello que fue privatizado, nacionalícese. Recuperemos la propiedad social sobre los medios estratégicos de producción». Ese año el Gobierno, que en ejercicios previos había expropiado tierras, arrancó con la ola de nacionalizaciones para aumentar el control estatal en los sectores clave de la economía y así avanzar en el modelo socialista.
El Ejecutivo tomó empresas de los sectores de alimentos, acero, cemento, electricidad telecomunicaciones, petróleo y banca. El resultado de ese proceso ha sido negativo y hoy gran parte de las industrias estatales están en crisis.
Falta de insumos y equipos, lentitud en la ejecución de los presupuestos, restricciones en las asignaciones de dólares, fallas eléctricas y de infraestructura y problemas laborales han puesto en jaque la producción de las compañías nacionalizadas. La mayoría opera a medias y las cuentas son rojas rojitas.
YA NI SE FUNDE ACERO
De las empresas nacionalizadas, Sidor es una de las que más problemas enfrenta. En 2008 la administración de Chávez asumió el control de la siderúrgica, cuyo principal accionista era el grupo argentino Ternium, bajo el argumento de que tenía que incrementar el suministro de acero a las empresas nacionales. Sin embargo, a lo largo de ocho años la industria ha tenido más tropiezos que logros.
Al poco tiempo del dominio estatal, Sidor fue obligada a reducir la producción a la mitad por la crisis eléctrica. Y aunque a fines de 2010 las autoridades aseguraron que los problemas con el servicio de energía eléctrica se habían superado, la realidad es que la siderúrgica no vio luz, debido a que las dificultades siguieron.
En 2012 las fallas se acrecentaron y la fabricación de cabillas, productos planos, planchones, entre otros rubros cayó más de 30%. Situación similar se registró en 2013 y 2014, cuando la producción siguió descendiendo por las limitaciones para adquirir la materia prima, los desfases en las labores de mantenimiento y los paros laborales. Al tener menos ingresos, las finanzas pasaron a ser rojas.
Las promesas de inversiones con recursos del Fonden y del Fondo Chino para mejorar las operaciones no se llegaron a concretar.
Carlos Ramírez, delegado de la acería de palanquillas de Sidor, comenta que en 2015 la situación fue negativa, porque continuaron las dificultades con los insumos y los repuestos para la maquinaria, y detalla que el 2016 será más grave. «El año comenzó con la paralización de las líneas de planchones y palanquillas por la falta de material refractario».
El pasado año la producción de acero, según la información de los trabajadores, cerró en 1,06 millones de toneladas métricas, 76% por debajo de lo que generaba antes de la nacionalización. Por esa realidad, hay ausencia de cabillas y otros materiales, lo cual impacta en las obras de construcción.
Pero no solo la siderúrgica tiene un saldo negativo. Las briqueteras, que fueron expropiadas en 2009, también enfrentan escollos para producir. La información del Ministerio de Industria sobre esas empresas (Matesi, Venprecar, Orinoco Iron y Comsigua) es escasa y solamente en las memorias y cuenta se reseña parcialmente el estatus de Comsigua.
Los reportes oficiales detallan que en 2013 y 2014 Comsigua tuvo limitaciones para operar por la falta de materia prima (pellas) que generan Sidor y Ferrominera del Orinoco. Para 2009 esta empresa producía 915.275 toneladas, en 2014 (último dato disponible) generó 293.903 toneladas, de manera que hubo una reducción de 68%.
CEMENTO ESCASO
«Nacionalícese» fue la orden que dio Hugo Chávez en 2008 para asumir el dominio de las filiales de las cementeras. En este proceso el Gobierno negoció la compra de las acciones de Lafarge y Holcim y expropió Cemex, que años después pactó el pago de su participación. Y tal como sucedió con las siderúrgicas, la nacionalización golpeó a las cementeras que desde 2009 comenzaron a enfrentar problemas con la materia prima, los repuestos y el acceso a los dólares, y su producción es menor a la de hace ocho años.
Las Memorias del Ministerio de Industria detallan el estatus de dos empresas. En el caso de Fábrica Nacional de Cementos (antes Lafarge) los informes revelan que es la que más escollos ha tenido para producir por los problemas con la extracción de materia prima (caliza) y las fallas en los hornos y la maquinaria. Hasta 2014 esta industria operaba a 28% de su capacidad, la producción estaba 64% por debajo de 2008 y acumulaba cinco años de pérdidas. En 2015, señalan fuentes del sector construcción, no hubo mejorías.
La Industria Venezolana de Cementos (anteriormente Holcim) al cierre de 2013 fue de las empresas nacionalizadas que menos dolores de cabeza había generado, pero en 2014 la situación cambió, porque la fabricación de cemento bajó debido a las restricciones en el acceso a las divisas para adquirir materia primera y repuestos para las plantas.
Los informes oficiales no detallan la situación de Cementos Venezuela (antes Cemex), que tiene 50% del mercado, aunque fuentes del sector construcción indican que en esta industria ya no operan todas las líneas de producción.
La fabricación general de cemento entre 2014 y 2015 registró caídas entre 8 y 10%, de acuerdo con datos oficiales. Esa merma se refleja en la escasez de ese rubro. El propio BCV en los resultados del tercer trimestre del pasado año admitió que el retroceso de la construcción fue por la baja disponibilidad de materiales como cemento.
SIN INSUMOS
«Agroisleña está expropiada. Ven a mí, que tengo flor», anunció el ex presidente Chávez en octubre de 2010. La empresa pasó a denominarse Agropatria y a partir de ese momento los productores agrícolas comenzaron a padecer para conseguir agroquímicos, fertilizantes, semillas, equipos y financiamiento para la siembra de rubros esenciales.
Con el fin de avanzar en el modelo socialista, el Gobierno decidió que los consejos comunales se encargarían de administrar y comercializar los insumos y otorgar préstamos, pero años después del control, las tiendas de la empresa tienen poca variedad de productos y equipos agrícolas y se restringieron los créditos, indica un informe elaborado por el Cedice. José Leje, representante del sindicato de Agropatria, añade que las instalaciones a lo largo de cinco años se han deteriorado.
Entre 2011 y 2013 la empresa recibió 450 millones de dólares del Fonden (Fondo de Desarrollo Nacional) y el Fondo Chino, sin embargo, la ejecución de esos fondos no ha sido precisada por las autoridades. La Memoria del Ministerio de Agricultura y Tierras revela que en 2014 no hubo planes de inversión, lo que impidió «la clasificación económica de los recursos.
Y los estados financieros no estuvieron alineados a la realidad».
Para 2014 la venta de agroquímicos cayó 14% y la de fertilizantes 55%, según las cifras oficiales. En 2015 y lo que va de 2016 la situación ha empeorado. Leje agrega que los problemas de distribución de insumos se han agudizado y la adquisición de los pocos materiales disponibles se enfrenta a trabas burocráticas, de manera que los agricultores tienen más obstáculos para producir.
Hace dos semanas la Asamblea Nacional acordó investigar la situación de Agropatria y el destino que han tenido los recursos asignados a la empresa estatal.
En paralelo, los ex propietarios publicaron un comunicado en el cual señalan que todavía esperan por el pago de la compensación por la expropiación de hace cinco años y medio.
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