¿Se cocina algo contra la libertad de expresión?
Si nos atenemos a que en los últimos tiempos cualquier expresión de voluntad de Chacumbele es interpretada y asumida como una orden por sus esbirros parlamentarios y judiciales, habrá que tomarse muy en serio las amenazas que profirió la noche del 13 de abril, en el acto de Miraflores, contra los medios de comunicación que identificó como «golpistas».
Así como cuando dijo que metería preso a Manuel Rosales e inmediatamente salieron los iseas y otros especimenes del mismo pelaje a fabricar los argumentos para que tal designio pudiera cumplirse, ahora cabe esperar que ya deben estar los laboratorios judiciales del régimen preparando la artillería de imputaciones que vienen. Los medios independientes en la mira, pues. Por cierto que Chacumbele calificó las críticas a la sentencia de Maracay como «faltas de respeto» al Poder Judicial y a las instituciones de la República. O sea, pues, que las de ahora, las suyas, son «instituciones de la República», pero ese Tribunal Supremo de Justicia, una de cuyas sentencias calificó de «plasta» no era. A ese se le podía insultar a placer. Pero, yendo al fondo del asunto. ¿Implican los señalamientos sobre «faltas de respeto» que se pretende colocar las actuaciones de «las instituciones de la República» al abrigo de toda crítica u observación? En otras palabras, ¿se plantea alguna forma de censura previa o sanción posterior para todo aquello que el régimen considere como «faltas de respeto» a las instituciones? ¿Ya Chacumbele no aguanta más la libertad de expresión? ¿Le habrá llegado la hora a los medios?